La soledad se consolida como una amenaza silenciosa para la salud pública global, comparable al tabaquismo o la obesidad, según revela un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud.
Una de cada seis personas en el planeta padece soledad, una problemática creciente que ya contribuye a unas 871.000 muertes al año, según alertó la Comisión sobre Conexión Social de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El estudio, publicado el 30 de junio de 2025, destaca que la desconexión social representa un riesgo equiparable al tabaco, el alcohol o la contaminación, y exige una respuesta global urgente.
El documento señala que la soledad afecta a personas de todas las edades, pero especialmente a jóvenes de entre 13 y 29 años y adultos mayores. Entre el 17 % y el 21 % de los jóvenes encuestados manifestaron sentirse solos, con los adolescentes encabezando las cifras. En países de ingresos bajos, el 24 % de la población reportó soledad, en contraste con el 11 % en países de altos ingresos.
«La soledad es mucho más que una emoción; es un factor que impacta directamente en la salud física y mental de millones«, advirtió Vivek Murthy, copresidente de la Comisión. “Nuestra hoja de ruta busca promover conexiones humanas auténticas que mejoren la calidad de vida y reduzcan la carga en los sistemas de salud”.
Según la OMS, la conexión social se define como la manera en que las personas interactúan y construyen relaciones significativas. La soledad, en cambio, es el dolor emocional que surge de una discrepancia entre las relaciones que deseamos tener y las que realmente mantenemos. A su vez, el aislamiento social se refiere a la falta objetiva de vínculos sociales suficientes.
Entre los factores que agravan el problema, el informe menciona la mala salud, bajos ingresos, limitaciones educativas, la falta de espacios comunitarios y el uso inadecuado de tecnologías digitales. “Incluso en una era hiperconectada, muchos jóvenes se sienten más solos que nunca”, advirtió Chido Mpemba, también copresidenta de la Comisión. “Debemos asegurarnos de que la tecnología potencie, y no debilite, nuestras conexiones humanas”.
El aislamiento y la soledad están vinculados a un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes, deterioro cognitivo y depresión, según el estudio. De hecho, duplican la probabilidad de desarrollar trastornos depresivos y pueden acortar la esperanza de vida significativamente.
La OMS propone una batería de recomendaciones para enfrentar este desafío global: desde campañas de concienciación y fortalecimiento de infraestructuras comunitarias —como bibliotecas, cafés y parques— hasta mejorar el acceso a la salud mental y fomentar políticas públicas inclusivas.
“Todos podemos combatir la soledad con pequeños gestos: saludar a un vecino, conversar sin distracciones, escuchar con atención o participar en actividades comunitarias”, señala la organización. En 2023, cuando se creó esta comisión, la OMS ya advertía que la soledad era tan letal como fumar 15 cigarrillos al día.
El mensaje es claro: enfrentar la soledad no es solo una cuestión individual, sino una prioridad colectiva y política. Porque en un mundo cada vez más conectado, la verdadera conexión humana sigue siendo irremplazable.