Moda, poder y derecho en clave distópica: una lectura de ‘Fashion Beast’ de Alan Moore

En un mundo donde el derecho se reviste de solemnidad y la moda de glamour, ‘Fashion Beast’ nos advierte que toda forma puede ser una imposición disfrazada de elección. Tanto la belleza como la legalidad actúan como lenguajes de poder que reproducen estereotipos, jerarquizan cuerpos y refuerzan estructuras de clase.

Por Andrew Barbosa Salamanca

Estudios recientes han resaltado el potencial del cómic como forma crítica de pensamiento jurídico. Autores como Thomas Giddens, José Calvo González e Ian Ward han mostrado que el derecho no solo se escribe, sino que también se dibuja, se imagina y se desafía en formatos visuales. Lejos de ser un simple reflejo del orden legal, el cómic puede actuar como una estética de resistencia frente a las formas normativas dominantes, al permitir la construcción de mundos posibles y la problematización de lo justo, lo legítimo y lo excluido. En esta línea, la obra de Alan Moore constituye un ejemplo paradigmático.

Por más de cuatro décadas, Alan Moore ha desafiado los límites del cómic como medio narrativo. Con obras como Watchmen y V de Vendetta, el autor británico reveló que el cómic puede ser un campo fértil para la crítica política, la filosofía y la especulación social. Fashion Beast, aunque menos conocida, no es la excepción. Esta obra, escrita originalmente como guion teatral en los años 80 y publicada en formato cómic recién en 2012 por Antony Johnston y Facundo Percio, representa una inquietante alegoría sobre la moda como dispositivo de poder y alienación.

Alan Moore (1953– ), guionista británico, autor de Watchmen, V de Vendetta y Fashion Beast. Su obra combina crítica social, misticismo y política del lenguaje narrativo.

En el universo de Fashion Beast, la moda no es simplemente una expresión estética, sino una forma institucionalizada de dominación. La casa de diseño Celestine, epicentro de esta distopía, controla no solo los cuerpos, sino también las narrativas que estos deben habitar. La belleza, lejos de ser un ideal autónomo, es construida y regulada desde una élite que impone lo visible, lo deseable y lo correcto. En ese sentido, el cómic recuerda que el derecho y la moda, aunque aparentemente ajenos, comparten un mismo lenguaje de exclusión y normalización: ambos dictan formas de estar en el mundo y sancionan sus desviaciones.

Desde esta perspectiva, Fashion Beast puede leerse como una metáfora del derecho. El diseñador recluso Celestine, figura a medio camino entre el juez absoluto y el demiurgo paranoico, encarna el poder normativo que decide qué cuerpos son válidos y cuáles no. Como en el derecho, sus decisiones son arbitrarias pero revestidas de autoridad técnica, en este caso estilística. La protagonista Doll, en cambio, representa la esperanza de subvertir esas reglas desde adentro, aunque no sin pagar un precio por desafiar el orden establecido.

Lo más inquietante de la obra, sin embargo, es su vigencia. En un mundo donde los algoritmos buscan reemplazar a los jueces y abogados, y las tendencias estéticas se regulan desde pasarelas digitales, Fashion Beast ofrece una crítica lúcida al modo en que la forma, ya sea jurídica o estética, coloniza el fondo. Como afirmó Michel Foucault, “el poder produce realidad; produce campos de objetos y rituales de verdad” (Foucault, 1977), y tanto el derecho como la moda se presentan como mecanismos que producen subjetividades legítimas y cuerpos gobernables.

Esta dimensión performativa del derecho ha sido explorada también por Pierre Bourdieu, quien advirtió que el lenguaje jurídico no es solo descriptivo, sino que “hace cosas con palabras: impone categorías, delimita posiciones sociales y consagra jerarquías” (Bourdieu, 1986). Así, lo legal y lo legítimo no son necesariamente lo justo, sino lo autorizado por una estructura simbólica que excluye formas de vida no reconocidas por el orden normativo.

Desde las teorías críticas del derecho (CLS), Duncan Kennedy señala que el formalismo jurídico, ese apego a formas, tecnicismos y estructuras aparentemente neutrales, suele encubrir decisiones políticas y excluir del debate a quienes no dominan su lenguaje especializado (Kennedy, 1976). Algo similar ocurre en Fashion Beast, donde los cuerpos que no se ajustan a la estética dominante son marginados o invisibilizados, y toda desviación se sanciona como imperfección o anormalidad.

En un mundo donde el derecho se reviste de solemnidad y la moda de glamour, Fashion Beast nos advierte que toda forma puede ser una imposición disfrazada de elección. Tanto la belleza como la legalidad actúan como lenguajes de poder que reproducen estereotipos, jerarquizan cuerpos y refuerzan estructuras de clase. Lo bello y el derecho no son categorías neutrales, pues corresponden a dispositivos que definen quién puede ser visto, escuchado o respetado, y quién debe ser silenciado, corregido o invisibilizado. En la lógica que despliega Moore, las normas, ya sean jurídicas o estéticas, no solo organizan la vida social, sino que también restringen la imaginación, imponiendo modelos únicos de lo deseable, lo aceptable y lo permitido. Así, la exclusión no opera solo por la vía de la sanción, sino a través de formas más sutiles pero igualmente violentas, como la codificación de la diferencia como error, fealdad o ilegalidad.

Por eso, Fashion Beast no es solo una crítica a la industria de la moda, sino una meditación sobre los sistemas que dictan quién tiene derecho a existir plenamente. La obra revela cómo el control se ejerce no solo desde lo jurídico o lo institucional, sino también desde la apariencia, el gusto y los estándares supuestamente naturales. Hoy, ese control se amplifica a través de las redes sociales, donde algoritmos y audiencias funcionan como nuevos jueces estéticos que premian la conformidad y castigan la diferencia. En estos entornos, lo normativo se disfraza de mérito, y la discriminación se justifica como falta de estilo, autenticidad o visibilidad. Fashion Beast nos recuerda que las normas que rigen el cuerpo y la identidad responden a relaciones de poder profundamente desiguales. Porque, como sugiere Moore, lo que parece elegancia o corrección puede ser, en realidad, una forma pulida y viral de exclusión social.

Referencias

-Bourdieu, Pierre. La fuerza del derecho: Elementos para una sociología del campo jurídico. Bogotá: ILSA, 1986.

-Foucault, Michel. Vigilar y castigar: Nacimiento de la prisión. Madrid: Siglo XXI, 1977.

-Giddens, Thomas. On Comics and Legal Aesthetics. Routledge, 2021.

-Kennedy, Duncan. Form and Substance in Private Law Adjudication. Harvard Law Review 89, no. 8 (1976): 1685–1778.

-Moore, Alan. Fashion Beast. Adapt. Antony Johnston y Facundo Percio. Avatar Press, 2012.

-Ward, Ian. Law and the Brontës. Palgrave Macmillan, 2011.