Un estudio internacional da luces sobre prácticas de arte corporal desconocidas en el antiguo mundo andino
Los tatuajes, esa antigua forma de expresión grabada en la piel humana, vuelven a ser protagonistas de un hallazgo arqueológico que sorprende por su singularidad. Un equipo de investigadores de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú) descubrió en una momia andina de aproximadamente 800 años, conservada en el Museo de Antropología y Etnografía de la Universidad de Turín (Italia), una serie de tatuajes faciales únicos que podrían reescribir parte de la historia del arte corporal en América del Sur.
El cuerpo momificado, perteneciente a una mujer y hallado hace casi un siglo en una zona remota de los Andes, presenta trazos faciales y un símbolo en forma de S en la muñeca derecha que, según los expertos, no tiene precedentes en la región. Pero lo más llamativo no son solo las formas, sino los materiales utilizados.
El estudio, publicado recientemente en la revista científica Journal of Cultural Heritage, señala que, a diferencia de otras momias tatuadas de la zona —en las que tradicionalmente se ha identificado el uso de carbón como pigmento—, en este caso se empleó magnetita, un mineral de óxido de hierro del que no se tenía registro previo en contextos similares.
“Este hallazgo representa un tipo de arte corporal desconocido hasta ahora para la época”, explicaron los investigadores, quienes también destacan el excelente estado de conservación del cuerpo, algo poco habitual debido a la degradación natural de los tejidos blandos. Se cree que la preservación fue de origen natural.
Respecto al significado de los tatuajes, el equipo de la Universidad San Marcos —la más antigua de América— baraja hipótesis que van desde fines decorativos hasta funciones comunicativas o rituales. No obstante, advierten que aún queda mucho por investigar.
Ante el descubrimiento, los científicos hacen un llamado a realizar análisis compositivos similares en otras momias andinas, con la esperanza de que nuevos estudios permitan desentrañar no solo los pigmentos utilizados, sino también los misterios culturales detrás de estos tatuajes milenarios.