Consumo de marihuana en cualquier forma está directamente relacionado con un riesgo en la salud cardiovascular

Durante años, la marihuana ha sido percibida como una alternativa más segura al tabaco, considerada por muchos como un calmante benigno. Sin embargo, un reciente estudio de la Universidad de California en San Francisco, pone en duda esa creencia, al encontrar que tanto fumar como ingerir cannabis puede afectar negativamente la salud de los vasos sanguíneos.

La investigación, liderada por los doctores Leila Mohammadi y Matthew L. Springer, siguió a 55 participantes, algunos de los cuales consumían marihuana de forma habitual —al menos tres veces por semana durante un año o más— mientras que otros no usaban productos con nicotina ni cannabis. Los resultados mostraron que los consumidores, ya fueran fumadores o usuarios de comestibles con THC, presentaban una función vascular reducida a aproximadamente la mitad que la del grupo de control.

Los comestibles de cannabis son productos alimenticios que contienen extractos de la planta de marihuana, usualmente en forma de tetrahidrocannabinol (THC), el compuesto psicoactivo responsable de los efectos típicos de esta droga. Su popularidad ha aumentado en los últimos años, especialmente entre quienes buscan una alternativa al fumar o vapear.

Estos productos incluyen una amplia variedad de dulces y alimentos: desde gomitas, barras de chocolate y chupetines, hasta caramelos de dulce de leche y otras golosinas. Su principal atractivo radica en la discreción, facilidad de consumo y la ausencia de humo, lo que lleva a muchos usuarios a considerarlos una opción más “saludable” frente al cannabis inhalado.

Daño a los vasos sanguíneos relacionado con el cannabis

Los investigadores descubrieron una disminución de la función de los vasos sanguíneos en los participantes que fumaron marihuana o consumieron comestibles que contenían el compuesto psicoactivo del cannabis sativa.

Descubrieron que la función vascular en quienes consumían cualquiera de los dos tipos de cannabis era aproximadamente la mitad que en quienes no lo consumían. Esto se relacionó con una mayor probabilidad de disfunción endotelial, que se refiere a un deterioro del funcionamiento de las células que recubren los vasos sanguíneos.

El deterioro de la disfunción endotelial, es un problema en las células que recubren los vasos sanguíneos y que puede aumentar el riesgo de enfermedades como hipertensión o ataques cardíacos. Aunque el impacto fue generalizado, se encontraron diferencias: el acto de fumar cannabis parece causar cambios perjudiciales en el suero sanguíneo, cosa que no se observó en quienes ingerían comestibles con THC, ya que no mostraron el mismo cambio perjudicial en las propiedades del suero. Esto sugiere que la inhalación de humo podría activar mecanismos dañinos distintos a los provocados por la ingestión.

Sin embargo, los expertos advierten que, aunque los comestibles evitan los riesgos asociados a la inhalación de materia quemada, no están exentos de efectos sobre la salud. El estudio encontró que incluso el consumo de THC en forma comestible puede tener un impacto negativo en la función vascular, lo que plantea interrogantes sobre su seguridad a largo plazo, lo que desmitifica la idea de que los comestibles son completamente seguros.

Los científicos advierten que aún queda mucho por comprender sobre cómo el THC y otros componentes del cannabis interactúan con el sistema cardiovascular. Subrayan la necesidad de investigaciones futuras que exploren los efectos a largo plazo, la influencia de la dosis y las diferencias individuales.

La investigación lanza una señal de alerta para los consumidores habituales de cannabis, ya sea con fines recreativos o medicinales. Los expertos recomiendan que su consumo debe ser informado y responsable, además se debe monitorear la salud cardiovascular y mantener una actitud precavida hasta que se tenga una comprensión más clara de los riesgos asociados.