Fidel, si en tu vida física no te pudieron vencer, ahora, ya se puede decir que eres invencible. Has logrado algo, que es un sueño para cualquier ser humano, pero que lo consiguen muy pocos, has vencido la muerte.
Por Ariel Fernando Ávila Martínez
Te lograste colocar al lado del Libertador Simón Bolívar o de José de San Martín, el Libertador del sur. Al Igual que Thomas Jefferson entendiste que; “el árbol de la libertad debe ser vigorizado de vez en cuando con la sangre”.
La lucha que tú representaste, nos representa a todos los oprimidos de este mundo, a todos aquellos que hemos vivido como colonias, a todos aquellos que mantenemos la riqueza del norte. Tu principal enseñanza es que mostrarte la virtud y el privilegio de ser un revolucionario, la dignidad de luchar por el cambio con tenacidad y el valor de aguantar cuanto improperio decían de ti.
Esas personas que te criticaron y que hoy se alegran de tu muerte, esos pobres fracasados y resentidos que no fueron capaces de vencerte en vida, son los mismos que se arrodillan o pertenecen a aquellos que fueron capaces de lanzar dos bombas atómicas al mundo, los mismos que fingieron descubrir armas de destrucción masiva para masacrar una nación entera, los mismos que se inventan las guerras preventivas para acabar con gobiernos y Estados, o que decir de Libia, Siria. A esos mismos que defienden el genocidio que se comete contra el pueblo palestino y esos mismos que avalaron las brutales dictaduras militares en América Latina. Pero esos que avalan toda la sangre derramada por sueños de libertad, tú eras el malo, no cuestionan el colonialismo y hacen alarde de su sumisión.
Pero tú Fidel, los venciste y aguantaste con tenacidad todas esas críticas; enseñaste que aun en los peores momentos hay esperanza, cuando cayó el comunismo real te arrinconaron, tuviste que declarar el periodo especial y contra todo pronóstico tú y tu pueblo salieron adelante.
La mañana que me enteré de tu desaparición física, recordé aquel fragmento del poema que Neruda le había escrito a Bolívar;
Yo conocí a Bolívar una mañana larga,
En Madrid, en la boca del Quinto Regimiento,
Padre, le dije, ¿eres o no eres o quién eres?
Y mirando el Cuartel de la Montaña, dijo:
“Despierto Cada cien años cuando despierta el pueblo.”
Los Hombres como tú, Fidel, la vida y Dios nos los regalan cada cien años, como las cosas buenas e increíbles se hacen esperar, de no ser así no tendrían esa categoría. Tienden a surgir cuando la esperanza se ha ido, pero acompañan toda la vida de lucha de quienes siguen su ejemplo. Fidel y Cuba son Latinoamérica, es el sueño de la dignidad que busca nuestro espíritu humillado. Por eso Tú y tu pueblo, serán siempre nuestro ejemplo de lucha.
Fidel, cuando tu amigo Chávez murió escribiste: “Ni siquiera el mismo sospechaba cuán grande era”. Seguramente tenías mejor dimensión de tu obra, pero te aseguro que no alcanzas a imaginar la altura de la misma y todo lo grande que fuiste para muchos latinoamericanos. Tú y Bolívar son los hombres más importantes en la historia de nuestra América. Por eso Neruda también te dedicó algunos versos:
Y están contigo porque representas
Todo el honor de nuestra lucha
Y si cayera Cuba caeríamos, y vendríamos para levantarla,
Y si florece con todas sus flores
Florecerá con nuestra propia savia.
Y si se atreven a tocar la frente
De Cuba por tus manos Libertada
Encontrarán los puños de los pueblos,
Sacaremos las armas enterradas:
La sangre y el orgullo acudirán
A defender la Cuba bien amada.
Hasta siempre Comandante
Hasta siempre Camarada
Y solo puedo decir, que envidia de vida la tuya… agitada, intensa y gloriosa como la de pocos hombres.
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