Es una idea asumida que las personas que viajan con ciertos pasaportes, sobre todo los de potencias mundiales o de países muy desarrollados y pacíficos, tienen mínimas restricciones para ingresar a un país extranjero. El poder de un pasaporte se mide, así, por la entrada que sin requisitos previos (más allá del trámite de ingreso en las aduanas y fronteras) concede a sus poseedores en otros países. Y mientras más, mejor.
Estados Unidos, en tanto megapotencia mundial, ciertamente tiene un pasaporte con mucho poder, máxime si se compara con naciones en desarrollo o que son foco de conflictos y crisis, a cuyos ciudadanos se les imponen requisitos de viaje severos, que van desde obtención previa de visas (que muchas veces son escasas o difíciles de conseguir) hasta prohibiciones o restricciones al ingreso (algo en lo que el gobierno estadounidense de Donald Trump ha tenido una conducta notoria).
Pero el pasaporte estadounidense no sería actualmente el más “poderoso” del mundo. De acuerdo al Índice Henley, que evalúa el “poder” de un pasaporte en función al número de países a los que da acceso sin necesidad de contar con visa previa o con una visa que puede obtenerse directamente al momento de presentarse en la frontera o aduana, el máximo pasaporte en la actualidad es el de Alemania, según se reportó en Quartz. Otro índice similar, llamado Indíce de Pasaportes Arton coincidió en colocar al documento alemán como el número 1.
Así, un alemán puede ingresar con mínimos requisitos a 177 países según el Índice Henley, seguido de cerca por Singapur (176 países), Dinamarca, Francia, Italia, Japón, Noruega, Suecia, Gran Bretaña y Finlandia (175 países).
El pasaporte estadounidense se quedó en el lugar número 5: 173 países le dan acceso a los portadores de su pasaporte. Algo muy favorable, ciertamente, sobre todo si se compara con los países con pasaportes más “débiles”: Afganistán (23 países), Irak (27 países), Siria (28 países) o Pakistán (30 países).
En el Índice de Pasaportes Arton, adicionalmente, Alemania está también en la posición #1, Estados Unidos en la #4 (junto a Canadá) y en el sótano repiten Afganistán, Irak, Pakistán y Siria.
Los países latinoamericanos, cuyos viajeros e inmigrantes conocen bien lo complejo que es ingresar a EEUU, incluso como turistas, se encuentran en la media tabla de los índices de pasaportes.
México, por ejemplo, está en la posición #25 del Índice Henley con acceso fácil a 144 países, aunque en mejor posición están Chile (#16, 161 países) y Argentina y Brasil (#18, 158 países).
Más abajo están Uruguay (#28, 139 países), Costa Rica (#30, 136 países), Paraguay y Venezuela (#34, 130 países), Panamá (#35, 129 países), Guatemala y Honduras (#37, 123 países), El Salvador (#39, 121 países), Perú (#40, 120 países), Nicaragua (#44, 114 países), Colombia (#46, 112 países), Ecuador (#55, 88 países), Bolivia (#62, 77 países), Cuba (#72, 63 países) y República Dominicana (#73, 62 países).
Con todo, gran parte de la población de esos y otros países no realiza viajes al extranjero y sólo una mínima fracción lo hace con una extensión equiparable a la cantidad de países a los que su pasaporte les da acceso.
Por ello, en realidad, esos índices son más bien simbólicos, pues basta con que EEUU o la Unión Europea, por ejemplo, impongan requisito de visa previa para ingresar a su espacio (lo que hacen a gran cantidad de países) para que en la práctica la movilidad de un viajero se acote. Además, cabría ponderar también la duración del acceso sin visa previa o con visa obtenida en el punto de entrada que cada pasaporte puede lograr. En algunos países es de 30 días y en otros más.
Sea como sea, los citados índices expresan en gran medida la percepción sobre la estabilidad o conflictividad de un cierto país, sobre los flujos migratorios de origen y destino (muchos países restringen el acceso a los nacionales de otros países para contener la inmigración relacionada) y sobre las tensiones políticas entre unos y otros.
Y ciertamente hay asimetrías. Una muy obvia es que los mexicanos y centroamericanos necesitan visa previa para ingresar a EEUU, pero eso no se les requiere a los estadounidenses para viajar a México y los países de Centroamérica. En cambio, los españoles están en muy buena posición (#4, 174 países).
Muchos aspiran a un mundo sin fronteras, o con mínimas restricciones, pero eso es actualmente una posibilidad parcial, disponible solo para los nacionales de ciertos países y, claro está, para quienes cuentan con la capacidad económica de viajar y recorrer, cerca o lejos de su origen, el resto del planeta. Y muchos lo hacen, para huir de la violencia, la pobreza o la desesperanza, sin pasaporte alguno y en enorme precariedad y peligro. Eso es ciertamente otro asunto, pero es sin duda un punzante componente de los flujos de personas en el mundo, que debe ser atendido humana y auspiciosamente.
Yahoo! News
Enero 13 de 2018