La rebelión de las masas surge ante el colapso del orden social y político.
Por Mariano Sierra
Todo fluye sobre lo que somos, seremos y sentimos, girando la existencia hacia el sentido de ser, pero al final nos encontraremos en la rayuela cumbre de las luchas, solo nos hallaremos en la sociedad confinada, desarmándola para diseñar el nuevo futuro con audacias, producto de la experiencia humana, sin fronteras, solo con la condición humana necesaria de la integración social. Los signos de rotación van y vienen de acuerdo con el proceder del sujeto humano. Pero no, ya no existen sujetos, actores de la vida, sino meros objetos manipulables, sin identidad por acción del otro poder, sin principios por la acción del dominio de la seducción, medios que intentan producir felicidad con la inteligencia artificial, inteligencia que viven en pos de atravesar el mundo circundando el valle de lágrimas, allí donde se pierde el sentido de la vida por falta del querer ser.
Rotan los pensamientos en las conciencias de todos los saberes buscando resultados, pero según el sentido de vida, aparecerán los cometidos. Los signos se van acomodando según las praxis, que se van perfilando en claves sociales y políticas que se articulan, allí donde fluyen las ideas, los quehaceres, las actividades y toda gestión humana. Los signos de rotación pues, acontecen en el diario devenir de las masas sociales. Ese girar de las masas criticas interpretan los modos de comportar y transformar la vida.
De manera ordenada las experiencias sociales en la modernidad difunden signos particulares, creando espacios donde se articulan políticas para que, en su lugar, dentro de las transformaciones se perpetúen claros objetivos. Entre idas y revueltas los procesos de cambio dan claridad a problemas que se compenetran en la vida de los pueblos. Al margen de las criticas propias. Patalea la oposición y ciertos eruditos de la inconciencia ante los actos de las transformaciones de los sistemas que se muerden de rabia cacaraqueando unos, otros frenando decisiones, y otros desestabilizando el orden de tal forma porque ya no saben cómo generar diatribas contra la democracia gestionaría cuyo sentido de verdad es hacer y hablar del deber para todos los fines.
El irritable sentir de conciencias inverso, fundamentado por la contradicción de las realidades, llena de fervor el cambio con el espíritu de los que luchan por los pueblos con la fuerza del amor social propios de las fuerzas cósmicas y sobrenaturales del Jesús humanado. El mundo del ayer y el de hoy cabalgan sobre los lomos de la barbarie. Los esplendores de la civilización absorben el tiempo de luces de los interregnos, ante el espejismo mágico de los signos de rotación. La felicidad y el bien común son proclives a la existencia ante la perdida de la verdad, que viene siendo sacrificada salvajemente por el realismo subterráneo y las mentiras que evolucionan ante la impunidad.
Stefan Zweig señalo que, “…La mentira creo maravillas para convertir el mundo en un espacio de asombro….” El asombro tipifica gestos de paz ante la arremetida de actos de terror con manifiestos que forjan reformas sociales polarizantes, gravitando en una rebelión de esperanzas emancipadoras. Como hijo de los pueblos unidos que vienen girando en entornos a crear imposibles contra la acción de posibles cambios, denunciamos las genocidas podredumbres que tratan de borrar los diversos trazados de contextos de evoluciones pensantes.
El panorama del acontecer de un cambio dimensiona alcances tales, que cunden sus raíces en el fluir social y político de la corrupción dormida, como de aquellos conflictos ancestrales que han acampado en la historia, sin que ninguna gestión política se haya atrevido enfrentar. La vivencia del nuevo sino histórico que viene cobrando vida, llega en medio de la gran tragedia socio política republicana que ha envuelto a nuestros pueblos de América, el Caribe y África.
Una sociedad sitiada por la oposición diabólica con dirigentes políticos y jefes de instituciones del orden constitucional, impúdicos, indiferentes e insaciables de posturas dictatoriales, que no le responden al país por ser unos inadaptados cretinos que rayan en la falta de compromiso desconociendo la realidad del país, dejando todo a merced del narcotráfico y la corrupción. Estas notas buscan la esperanza que parece perdida, aunque siempre tratamos de llegar a los despojados de la historia, con el deber rebelde de comprender los errores, los roles que descalifican causando rupturas democráticas. Todo ejercicio critico esta para desaprobar efectos pasados y presentes. denunciando con las armas justas de la razón. Siempre estamos en permanentes desafíos ante una justicia vacía, sin voz callando sus errores y sus deberes con el mayor cinismo e impunidad.
Nuestros órganos de justicia y de control, que con su insolencia se hacen proclamar cultos eruditos, hombres de bien, conductores del pensar, peor aun perfilándose padres de la patria, no disponen de criterios para responder al pueblo. El don estriba en el poder y nunca tienen la justificación a sus indecorosos actos, pues de otro lado actúan sin límites de tiempo. Sus indecorosos actos dan grima, jamás predican con el ejemplo, a contrario sensu profanan sus cargos con actos y decisiones haciendo alarde de sofismas de distracción para engañar al pueblo, unos vendiendo sus conciencias como ocurre con determinados magistrados, otros profiriendo fallos ante conductas de funcionarios, donde rayan en la falta de ética, pues no se intenta descubrir verdades, sino encubrir criminales y otros profiriendo leyes protectoras por salarios extras o dadivas suntuosas.
Y qué decir de aquellos arrogantes de mano firme y corazón grande que se han beneficiado con actos dolosos obteniendo abundancia de bienes ante una ley ciega, sorda y muda, verdaderos jueces profanadores de togas. Y que decir también en estos tiempos líquidos de aquellos focos de servicios de salud, educación, seguridad, justicia y demás campos de la gestión pública, cuyas formas de operar se denuncian permanentemente, sin que a la comunidad le den respuestas por su mal servicio. Y cuando se les cuestionan siempre tienen la misma respuesta… Estamos proyectando cambios, o estamos en proceso de revisar las fallas y así, engaños tras engaño.
El país, sus instituciones de servicio, se encuentran sitiadas y gobernadas por la corrupción, por el narcotráfico, el mal servicio, la sórdida comunicación y la oposición, que no tiene sentido de su accionar, pues carecen de argumentos sólidos parta atacar el cambio, pues desconocen la historia. En cuanto a la paz, dejo el siguiente texto de Albert Camus…. Ante las terribles expectativas para la humanidad, no percatamos aún que la paz es el único combate que vale la pena realizar. Ya no es una oración sino una orden lo que debe subir desde los pueblos a los gobiernos. …La orden de escoger definitivamente entre el infierno y la razón…
Los signos de rotación cual movimientos sociales, políticos, económicos militares. De narcos, expresan tomas y acciones diversas que se articulan en contextos para generar solución o crisis de relación social y política. Algunos de estos signos sufren la acción seductiva de partidos e ideologías, cuyo carácter es destructor. La obra sentida de ciertos signos, avalan maneras de vivir entre miedo, terror y asombro. Ante estos vistos chocan la vida de los pueblos. Tristemente se suman a todos estos farrosos hechos, instituciones donde pululan funcionarios con investigaciones judiciales, con prontuarios de distintas naturalezas legales. Esos son los que gobiernan la nación sin razones.
Amén de lo anterior, muchos entes de servicios privados y públicos, con actos corruptivos, generan cargos excesivos en sus gestiones, impacto que recae en el pueblo directamente. Se concluye que el pueblo tiene sus némesis en la mayoría de los entes de gobierno. El hombre es el mayor productor de muerte social y política, de muerte a la vida como es la destrucción de la naturaleza, y en esas cadenas de emociones virulentas, la condición humana decae junto a la sabiduría sapiencial. Como decir que ella también se embriaga con la cicuta ante la pequeñez del hombre. Y es en el circular lujurioso donde la vanidad de vanidades busca sopesar las ideas diáfanas qué brotan con palabras de desobediencia civil. El hombre se engrandece con su fe que rechaza todas las emociones fatídicas.
El tiempo todo lo convierte en recuerdos donde se encuentran las razones y las sinrazones, buscando entenderse con los pesos y contrapesos de la historia, Lo mundano absorbe en el pensar infecundo creyendo que todos moriremos en el final de una historia sin fin. Vivimos los signos de los tiempos bajo la degeneración de ideales ligados al mundo que otros quieren exhumar. La vivencia humana no distingue su andar, parece no encontrar el camino de ideales de prosperidad, sigue al encuentro de lo que nunca sabe que quiere. Anda siempre avarienta, escudriñando el mundo de la nada, pues siempre se enloquece por tener y no por ser, perdiendo la razón de los límites hollando sus miserias, cambiando los entornos para ir tras la caza de poderes imperiales.
La naturaleza humana depende de los giros sociales y el desarrollo de las masas. Estos devenires regulan relaciones y el modo como los pueblos ejercen sus actividades. El sistema induce a los movimientos sociales y políticos generando contrastes acordes con sus posturas, que desnudan realidades, propias para que los pueblos precisen los cambios revolucionarios para asentar unos principios de inmersión, donde los ejes de la estructura vibren para construir ejes contra la complejidad social agresiva. En este escenario los actores del cambio demandaran sus roles de transformación, que se enfrentaran sin violencia, buscando consensos para construir un nuevo mundo de paz y justicia social.
En el contexto de la globalidad de los pueblos, estamos inmersos con procesos a cargo de inadaptados, como la oposición, cuyos actores gravitan en círculos concéntricos, en los que viven resignados por su inoperancia pues sus ataques cada día demuestran su obsolescencia, su deterioro mental perpetuo. Vivimos deseos interminables, como la felicidad, que tiene sus grandes bemoles. Saberes nos dicen que, hasta la buena vida cansa, por ello me atrevo a reflexionar sobre que estamos en vía de un apocalipsis a la inversa. El pueblo se cansa de tanto maleante de la política. De tantos opositores necios, de tantos agoreros que pontifican con grandes soluciones, creando una gran confusión de los hechos que acontecen en el país.
Estos manifiestos muestran el deterioro en movimiento, encontrando las claves cartográficas de la lucha de los pueblos. Lucha constructora del conocimiento rebelde que se enfrenta a la realidad confinada en unos absolutos sin definir. En el proceso libertario se presentan formas de vida social, donde aparecen facetas vinculadas a la comunidad con signos de ruptura para contraer actos de público conocimiento. Como sociedad ante el mundo debemos responderle a la vida lo que le hemos arrebatado, el mal que le hemos hecho y le seguimos haciendo, sin que nos pronunciemos con hechos a pagar tamaña deuda. llenándonos de gestos para todas las soluciones, apariencias y vulgares actos miserables, en sendas reuniones burocráticas, llenas de falsedades y promesas de nunca cumplir. Que le iremos a decir a la vida cuando ella reaccione con su fuerza de cobro, aunque ya lo está haciendo sin la exigencia que le es dable, y nosotros no reaccionamos.
El caos, universal por demás, ha llegado a los limites más altos de la historia. Un apocalipsis a la inversa, lo será aquel deseo de la paz, de la justicia, del orden, de la gran transformación donde la sociedad del cambio, de la revolución interior, busque la grandeza para entender la historia base del nuevo mundo, lejos de contradicciones, de dilemas de destrucción de la naturaleza y la tecnología desplazadora. Así entenderemos más la historia, la comprensión de la realidad sin engaños ni mentiras, sin ocultamiento de la realidad, viviendo la humildad sin corrupción con cara al futuro deseable, sin vicios, sin cortinas de humo, sin explotación, solo con el espíritu solidario que lo da el amor social que el hombre ha vuelto un desamor, al unísono del vértigo apologético.
El apocalipsis adverso. Esto es, el del cambio donde perforemos las diferencias respetándolas con el sentir humanos que rige nuestra especie, para no vivir más, politizándonos, polarizándonos, con la crueldad genocida que le imprimimos a nuestro devenir. Es el momento de convivir el evangelio civilizadamente, con humanidad, con humildad, con una teología de la ecología del amor, del convivir regenerando el desafío existencial. El evangelio social, es la existencia viva, el camino que antaño nos trazó el dueño de la vida y que hoy lo seguimos abriendo, en un contexto desestimado. El evangelio social es la expresión de paz, es vida en potencia, es fuerza vitalista para ejercer el cambio, es la unión de fuerzas sin violencia, que se frustra cuando pierde dignidad y es sometida a la tiranía, perdiendo la visión para comprender su existencia.
La capacidad predictiva se concibe como el posible despliegue de repensar la solidaridad humana, como un extendido deseo del universalismo social, político y cultural en un contexto donde la democracia recupere lo que impíos le han despojado, con hechos que opacan el sentido de la vida y de lo que debe ser la política de los pueblos. Que viven sin legitimidad social por la pérdida de la justicia y el orden institucional, que impiden gobernar. Con estoicismo se avanza con los cambios en medio de avatares e inicuas oposiciones difamadoras, insultantes, por fuera de su real proceder. La mística política y social de los pueblos avanza contra los poderes del mundo. Somos una sociedad de dificultades buscando una política de sentido humano, una política del bien vivir, donde podamos definir el fin y su sentido con conceptos diáfanos.
No estamos para tragar entero, vamos ímpetu de lucha, dialogando, deliberando con ideas claras de paz propia, sin posturas falsas, con propósitos de vida y un conocimiento lleno de verdad, que se enfrenta a la realidad, no profiriendo diatribas propias de mediocres, sabiendo lo que hacemos, a contrario sensu de los que viven inventando ultrajes que almacenan en sus cerebros retorcidos donde se encarnan cinismos ideológicos que se oponen al cambio, pues no son originales para presentar propuestas con potencia de vida. La acción hacia nuevos procesos transformadores busca una reorganización y estructuración de la cosa pública reorientando el nuevo devenir en función de las necesidades sociales de nuestros pueblos afectados por las faltas de gobernanzas pasadas.
Contra toda indignación y el declive universal humano que no atiende el evangelio social, se alzan las revelaciones apocalípticas, que el mismo hombre está ejecutando con la llegada de un nuevo sentir la vida. Solo el cambio vence lo que el pasado no pudo, cuyas señales trajeron pandemias y genocidios, estallidos de la naturaleza, llegada de plagas corruptas que brotan trayendo hambrunas sociales y naturales. Es pues el mismo hombre que cansado de tanto dolor aboga con un apocalipsis transformador. Este apocalipsis social será el fin de los signos de los tiempos en un mundo en llamas. La esperanza del cambio libra de quienes han gobernado con crueldad e insensatez.
Los partidos y la democracia se encuentran roturados como aquellas ideologías nefastas fundamentos de las grandes crisis. En la ruptura está la ilegitimidad por cuya razón apunta hacia tiempos confusos y convulsos que alteran los cambios por acción de oposiciones insulsas, faltas de sensatez, que encamina para que la representación pierda el eje constitucional, sirviendo para determinar la revisión al órgano legislativo que hoy no ofrece garantías, revisión que aplica a muchos actos llenos de cómics incorporados a nuestra constitución, que ameritan el sentir de una convención nacional. La vida titubea en un torbellino del caos. Esta reflexión es el camino para que reconozcamos la deuda que tenemos con la vida, a quien le estamos infringiendo los más criminales daños. Este manifiesto sintetiza las crisis de nuestros pueblos contra la libertad para el mundo.