“Soy Henry Charles Bukowski, y nací la tarde del 16 de agosto de 1920, en Andernach, Alemania.
Soy poeta, y mi padre era un necio que gritaba: ¿Cómo has podido hacerle esto a tu madre? Mi madre gimoteaba y decía: ¡Has traído la vergüenza sobre nosotros!
Mientras yo pensaba: es sólo la travesura de un niño poniendo fin a la humillación.
Soy Henry Bukowski, cuantas veces habré dicho esto; no lo sé, pero hoy quiero agregar que soy lector de John Fante, y hace muchos años descubrí la biblioteca del barrio, estaba en el viejo edificio de piedra marrón, entre los bulevares Washington y Adams, muy cerca de la calle 21 y la avenida La Brea, era un paraíso.
Soy el universitario que leyó Dago Red, el que un día escribió ‘La senda del perdedor’, el baño, soy Bukowski, el que lo miró a los ojos y advirtió que ya no despedían fiereza, sino que parecían vacíos y evitaban los míos.
Soy el hombre del acné; el poeta del acné, el cuentista del acné, el novelista del acné, el monstruo, el que se pasó todo un día en el Hospital General del Condado de Los Ángeles, para que le dijeran vuelva mañana, soy Charles, el que volvió al día siguiente para que un grupo de médicos lo observara -como se observa a un bicho- y uno dijera: es el peor caso de acné vulgaris que he visto en mi vida.
Soy quien bebió whisky a su antojo en los céntricos bares de Los Ángeles, el inyector que inyecta sangre y «belleza», soy la bestia, soy un hombre de palabras, soy la humedad de la noche; la caída vertiginosa del mundo, el rebelde que río de su padre cuando le decía que debía ser ingeniero para ganar mucho dinero, soy quien junto a Hemingway exploró las corrientes subterráneas del corazón del hombre.
Soy Bestiabuk, el poeta que pasó toda la noche mirando la fiesta de graduación a través de la tela metálica de la ventana, soy el hombre de la barra que mira a esa joven hermosa con un ponche en la mano susurrando a la oreja de su acompañante.
Soy quien ve a muchos hombres muertos, recibiendo órdenes con una sonrisa de imbéciles, serviles y encantados de serlo.
Soy Charles Bukowski, soy la orilla de un vaso que corta, soy sangre…”
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Lo mejor y lo peor
“Lo mejor y lo peor
los hospitales y las cárceles
es lo peor
los manicomios
es lo peor
los áticos
es lo peor
los hoteluchos ruidosos
es lo peor
los recitales de poesía
los conciertos de rock
a beneficio de minusválidos
es lo peor
los funerales
las bodas
es lo peor
los desfiles
las pistas de patinaje
las orgías sexuales
es lo peor
la medianoche
las 3 de la madrugada
las 5.45 de la tarde
es lo peor
caer del cielo
los pelotones de ejecución
eso es lo mejor
pensar en la India
mirar los puestos de palomitas
ver al toro coger al matador
eso es lo mejor
las bombillas en cajas
un viejo perro escarbando
los cacahuetes en una bolsa de papel
eso es lo mejor
pulverizar cucarachas
un par de calcetines limpios
el valor natural que vence al talento natural
eso es lo mejor
de pie frente a los pelotones de ejecución
echar migas a las gaviotas
cortar tomate en rodajas
eso es lo mejor
alfombras con quemaduras de cigarrillos
grietas en las aceras
camareras todavía sensatas
eso es lo mejor
mis manos muertas
mi corazón muerto
silencio
adagio de rocas
el mundo en llamas
eso es lo mejor
para mí”.