La Universidad del Valle (Univalle), una de las principales instituciones públicas de educación superior en Colombia, ha prohibido la ‘prueba de nado forzado’ en animales, convirtiéndose en la primera universidad de América Latina en hacerlo.
En la ‘prueba de nado forzado’, los experimentadores les administran una sustancia de prueba a ratones, ratas u otros animales pequeños y los arrojan en un recipiente con agua del que no pueden escapar.
Los animales hacen todo lo que pueden para evitar ahogarse: patalean con desesperación, intentan trepar por las paredes del recipiente o se sumergen bajo el agua en busca de una salida, antes de empezar a flotar, quizás exhaustos.
La prueba ha sido ampliamente desacreditada por científicos que argumentan que flotar no es una señal de depresión o desesperanza, como se pensó hace décadas cuando fue concebida, sino más bien una señal de aprendizaje: es probable que los animales se estén adaptando y ahorrando energía. En última instancia, la prueba puede ser menos confiable que lanzar una moneda al aire para predecir si un medicamento tratará la depresión en humanos y, en cambio, realizarla podría hacer que se descarten medicamentos potencialmente efectivos.
“Obligar a animales aterrorizados a nadar para salvar su vida es una forma de tormento particularmente cruel, y no nos dice nada sobre la depresión en humanos”, sostuvo Emily Trunnell, neurocientífica de PETA.
“PETA y PETA Latino felicitan a Univalle por su compasiva decisión de prohibir este experimento barbárico y piden a otras universidades que sigan su ejemplo”, indicó Trunnell.
Univalle se une a la Universidad de Adelaida, la Universidad Macquarie, el King’s College de Londres, la Universidad de Exeter y la Universidad de Newcastle, entre otras, en prohibir la ‘prueba de nado forzado’ después de escuchar a PETA o sus entidades. Más de una decena de grandes compañías farmacéuticas, incluidas Johnson & Johnson, Pfizer, AbbVie y Roche, también han prohibido la prueba tras conversaciones con PETA.
PETA Latino, cuyo lema dice, en parte, que “los animales no son nuestros para experimentar en ellos”, se opone al especismo, una visión supremacista del mundo.