La campaña de vacunación contra la COVID-19 está en marcha en todos los países del mundo, sin embargo, hay muchos interrogantes, miedos y preguntas que la gran mayoría de la población se hace cada día. ¿Cómo funcionan las vacunas? ¿Son comparables sus tecnologías? ¿Se puede elegir cuál aplicarse?
Hasta el momento solamente en la gran mayoría de países occidentales se ha empezado a aplicar las vacunas de Pfizer-BioNTech y a las de Moderna. Caso aparte son las vacunas de Rusia y China, que se han distribuido en países de sus orbitas políticas y comerciales, en gran medida por los vetos de países como Estados Unidos y regímenes de derecha.
Las primeras vacunas fueron administradas en diciembre y actualmente se adelantan campañas de inoculación sin que se hayan presentado casos de riesgos y efectos secundarios de las vacunas contra el coronavirus. El proceso se ha visto afectado por denuncias de retrasos en la entrega de la vacuna Pfizer-BioNTech COVID-19 en Europa y que no decir de los países de Latinoámerica. Pero eso no afectará el objetivo general de alcanzar a todos los grupos en riesgo para finales de marzo, aseguran los diferentes funcionarios de salud.
¿Quién es vacunado primero?
Las vacunas de Pfizer-BioNTech y de Moderna aprobadas son muy similares. Ambas utilizan la nueva tecnología de ARN mensajero (ARNm), que contiene instrucciones para que las células humanas produzcan proteínas de pico inofensivas que imitan parte del coronavirus.
Las instrucciones estimulan al sistema inmunológico, lo que lo impulsa a producir anticuerpos y a activar las células T (un tipo de glóbulo blanco) para combatir el coronavirus. Las vacunas no contienen ningún virus COVID-19 vivo y el ARNm, protegido en burbujas aceitosas de nanopartículas lipídicas, nunca ingresa al núcleo de la célula donde se guarda nuestro ADN.
Los ensayos han demostrado que ambas vacunas de ARNm son altamente efectivas. Las principales diferencias radican en la manera en que se almacenan y administran.
La vacuna de Pfizer-BioNTech debe mantenerse a temperaturas extremadamente bajas, de -70 grados centígrados. Una vez descongelada, solo puede ser refrigerada durante cinco días. Para su transportación requiere un contenedor de envío especial lleno de hielo seco para mantenerla a la temperatura adecuada.
La vacuna de Moderna puede ser almacenada a temperaturas estándar de congelación de -20 grados centígrados hasta por seis meses. Después de descongelada, puede ser conservada en el refrigerador hasta por 30 días.
«El almacenamiento y el transporte de la vacuna Moderna es más simple y su presentación ya está en forma líquida con diez dosis por vial en comparación con las cinco de Pfizer-BioNTech que deben prepararse cuidadosamente”, explicó Patrick Genoud, coordinador del Centro de Vacunación del Hospital Universitario de Lausana (CHUV).
¿Qué otras vacunas se examinan?
Una próxima vacuna COVID-19 podría ser la desarrollada por la Universidad de Oxford y la empresa británico-sueca AstraZeneca. Un ensayo clínico reveló que tenía una eficacia del 62 al 90%, según la dosis inicial. Gran Bretaña comenzó a aplicarla el pasado 4 de enero a una parte de su población.
La de AstraZeneca es una “vacuna de vector viral” y utiliza una tecnología diferente bien establecida. Los investigadores han tomado genes de la proteína de pico en la superficie del coronavirus y los han colocado en una versión inofensiva de un virus del resfriado común (conocido como adenovirus) de los chimpancés. Ese virus ha sido modificado para que se parezca más al coronavirus, aunque no puede causar enfermedades. Al ser aplicada, la vacuna hace que el sistema inmunológico comience a producir anticuerpos y lo prepara para atacar cualquier infección por coronavirus.
Además de ser mucho más barata, la vacuna de AstraZeneca no requiere congelación a muy bajas temperaturas, y puede conservarse en un frigorífico estándar durante seis meses.
La cuarta vacuna que está revisando es de la compañía farmacéutica Janssen-Cilag, que forma parte del Grupo Johnson & Johnson. Se trata de otra vacuna de vector viral similar a la de Oxford-AstraZeneca, y aún está en fase de ensayos clínicos. Moncef Slaoui, principal asesor científico del programa del gobierno de EE. UU. para el desarrollo y distribución de las vacunas COVID-19, dijo que se espera una eficacia del 80% o superior. La ventaja de la vacuna de Johnson & Johnson es que solo requiere una dosis única, se puede transportar y almacenar a 2-8 grados centígrados durante tres meses y tiene una duración de dos años si se mantiene a -20 grados centígrados.
Si los ensayos muestran que la vacuna es eficaz, la empresa podría solicitar una autorización de emergencia de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. en febrero. Un alto funcionario de la UE dijo recientemente que podría estar disponible en Europa en abril. Johnson & Johnsonya presentó una solicitud de autorización en Europa para su candidata a vacuna Ad26.COV2.S en el mes de diciembre.
¿Pueden las personas elegir su vacuna?
Los expertos estiman improbable que actualmente los pacientes puedan elegir su vacuna. En algunos casos especiales, la decisión recaerá en el médico del paciente.
“Probablemente habrá diferentes indicaciones para vacunas específicas, como para personas con alergias severas, para quienes las vacunas de ARNm son inapropiadas y que podrían beneficiarse de la Oxford / AstraZeneca, por ejemplo”, precisó Blaise Genton, director de enfermedades infecciosas del centro médico universitario Unisanté de Lausana.
Además de las alergias, la edad también puede ser un factor decisivo. Pfizer se puede utilizar a partir de los 16 años, mientras que los demás, a partir de los 18, por ejemplo.
Los expertos dicen que no hay grandes diferencias entre las vacunas aprobadas en cuanto a la protección que ofrecen.
“Las dos vacunas de ARNm son muy comparables; son muy similares en términos de efectividad y tolerabilidad”, dijo Genton. “Entonces, no importa si una persona recibe una u otra vacuna”.
“Se asume que las vacunas serán equivalentes en términos de eficacia y seguridad, por lo que es más bien la disponibilidad de la vacuna lo que será decisivo y el ciudadano no tendrá que elegir”, dijo.
Algunos consideran que la elección puede ser un lujo que los países no pueden permitirse, con la emergencia de nuevas variantes de COVID-19 y la continua propagación del virus.
“Diría en este momento que todas las vacunas con una eficacia relativamente buena, es decir, al menos el 60 o 70%, deberían aplicarse cuando tengan un perfil de seguridad adecuado”, opinó Thomas Klimkait, profesor de la Universidad de Basilea e investigador.
¿Qué tan seguras son las nuevas vacunas?
Si bien algunos países se apresuraron a otorgar su aprobación, utilizando procesos de emergencia para acelerar el lanzamiento de las vacunas COVID-19, otros han adoptado un enfoque más cauteloso (Pfizer fue aprobada el 1 de diciembre en el Reino Unido, el 19 de diciembre en los EE. UU. y el 12 de enero en Suiza).
Hasta ahora, no se han reportado preocupaciones importantes, pero nada es 100% seguro. Los estudios publicados dicen que los efectos secundarios documentados con mayor frecuencia respecto a las vacunas Moderna y Pfizer / BioNTech han sido “comparables a los de una vacuna contra la influenza» (fatiga, dolor de cabeza, escalofríos y dolor muscular).
Steve Pascolo, inmunólogo del Hospital Universitario de Zúrich, ha trabajado con vacunas de ARNm durante más de 20 años. Está convencido de la seguridad de la tecnología y no espera efectos secundarios a largo plazo.
“El ARNm es muy estable en el tubo de ensayo del laboratorio. En el cuerpo, sin embargo, las enzimas lo descomponen muy rápidamente. Entonces, lo que se inyecta es descompuesto por el cuerpo en unas pocas horas, de modo que después de uno o dos días ya no quedan rastros de él”, explicó.
Blaise Genton tampoco manifiesta inquietud sobre las diferentes tecnologías. Manifestó su disposición a recibir “cualquiera de las tres vacunas” (Pfizer, Moderna o AstraZeneca). Hizo hincapié en que el proceso de investigación ultrarrápida de ninguna manera había sido simplificado o hecho a la ligera.
“Conozco la vacuna viral vectorial porque estoy familiarizado con la vacuna contra el ébola y he trabajado mucho con las vacunas contra la malaria”, dijo. “Hemos utilizado esta tecnología durante 15 años. El equipo de Oxford incluso lo ha probado en bebés, por lo que debemos estar tranquilos”.
Pero algunos inmunólogos que han estado tratando de desarrollar ellos mismos las vacunas COVID-19, tienen ciertas reservas sobre la nueva tecnología de ARNm, los procedimientos y sustancias utilizadas o incluso las posibles consecuencias a largo plazo.
“No sabemos si causará problemas a largo plazo, digamos para una persona de cada 20.000 en los próximos tres años”, declaró Martin Bachmann, inmunólogo de la Universidad de Berna.
El escepticismo sobre la vacuna COVID-19 entre los profesionales de la salud parece reflejar el de la vacuna contra la gripe. Una encuesta efectuada entre 4.000 personas en Suiza en diciembre pasado reveló que el 75% de los médicos dijeron que recibirían un pinchazo de COVID-19, pero el número cayó al 36% entre las enfermeras.