Uno de los primeros murales de gran formato hecho en Bogotá, realizado por un grupo de grafiteros en la culata de un edificio de 10 pisos en el centro de la ciudad, fue renovado en su totalidad por la Fundación Gilberto Álzate Avendaño (FUGA) y Vértigo Grafiti, y el equipo de artistas originales que lo creó hace más de ocho años, como parte de los regalos que recibirá la ciudad por motivo de su cumpleaños número 483.
En junio de 2013, el equipo de Vértigo Grafiti pintó un mural de 10 pisos de alto y 20 metros de ancho con la imagen de una pareja que vivía en el denominado Bronx y que con el tiempo fue reconocido como “El beso de los invisibles”.
Los artistas urbanos se inspiraron en la fotografía de “El beso del Bronx” del fotógrafo Héctor Fabio Zamora, quien fotografió a Diana y Hernán, en aquel tiempo habitantes de calle, que se besaban con intensidad mientras líderes políticos de ese entonces hablaban a pocos metros del lugar.
“El Beso de los invisibles” es un símbolo del centro de la ciudad, del poder para transformarlo desde lo simbólico. Es un gesto de amor para toda la comunidad”, resaltó Margarita Díaz, directora general de la FUGA. “Darle un segundo aire, precisamente en estos tiempos, es un acto de amor, de respeto y de reconciliación con nuestra humanidad, nuestras historias y nuestra diversidad. Queremos regalarle a Bogotá este símbolo renovado para seguir transformando la ciudad. Estamos convencidos de que siempre valdrá la pena revivir un beso”.
“Es, sin duda, el mural más significativo de nuestras carreras y ya era hora de regresar a él”, afirma Camilo Fidel López, director del colectivo de artistas Vértigo Grafiti. “Las duras condiciones climáticas de la ciudad, cuyo impacto se nota en sus colores y contrastes, así como las tensiones sociales que hoy son atestiguadas por todos, demandan la renovación de un símbolo que inspira sensibilidad y empatía en los corazones, con el arte y la cultura como herramientas de sanación y acercamiento para todos”.
La renovación del mural, ubicado en la calle 26 con carrera 13B, fue llevada a cabo por los grafiteros Santiago Castro (Word) y Ricardo Vásquez (Yurika). La recuperación del mural se inició el pasado 11 de agosto con una limpieza general del muro y con la aplicación de una capa protectora. En el renacer de la obra se usaron cerca de 30 galones de vinilos y 150 espray de pintura con los cuales se cubrió un área cercana a los 350 metros cuadrados.
“Vamos a reanimar una imagen para que siga haciendo parte de las conversaciones y los diálogos urgentes en Bogotá”, complementó Ricardo Vásquez (Yurika), quien además tiene una historia personal con el mural puesto que su hija Celeste nació durante la creación de “El beso de los invisibles” original en 2013.
“Queremos que El beso de los invisibles sea una invitación a dejarnos inspirar, amar y cuidar en medio de la cotidianidad de la ciudad. A que reconozcamos las historias, experiencias y oportunidades que habitan el centro de Bogotá y que tenemos la posibilidad de conocer, vivir y transformar”, comenta, finalmente, Margarita Díaz.