¡Ra, ra, ra, Peñalosa no se va!

zaz-41Por Horacio Serpa

No soy santo de devoción del doctor Enrique Peñalosa y está correspondido al ciento por ciento. Apoyé fuertemente la candidatura a la Alcaldía Distrital del doctor Rafael Pardo y hasta perdí mi viejo bigote de 49 años apostando a su favor. ¡Ganó Peñalosa en franca lid! ¿Qué hacer frente a la derrota? No esperar nada del vencedor, tratar de consolidar una próxima candidatura para triunfar y desear que el ganador tenga éxito en su gestión porque así le va bien a Bogotá y a todos sus habitantes.

Digo lo anterior porque es de conocimiento público que se está promoviendo la revocatoria del mandato del Alcalde Distrital, lo cual me parece absurdo. Hace escasamente un año fue elegido y buscar su salida significa comprometer a la comunidad en una actividad que paralizaría a la Administración y llevaría a una confrontación ciudadana que nada bueno proporcionaría a los habitantes del Distrito. A más de gastos, de inconveniencias democráticas y de estériles controversias nacionales, dada la importancia y la trascendencia política del funcionario.

Al Alcalde hay que dejarlo que gobierne. Ya tendrá que rendir cuentas y dar informaciones y explicaciones a sus gobernados sobre la naturaleza y resultados de la gestión, lo mismo que a las autoridades cuando sea necesario. La revocatoria del mandato es para casos graves y extremos, como corruptelas y comprobadísima incompetencia. En otros aspectos la ciudadanía, en su momento,  juzgará su labor y si hay lugar a ello le pasará las debidas cuentas de cobro políticas, como corresponde a una democracia.

Mi opinión es personal, pero desde luego constituye un motivo de análisis y de debate en el seno del Partido Liberal, de manera especial en la Dirección Nacional del Partido, el Directorio Distrital, los Representantes a la Cámara por Bogotá y los Concejales Liberales. Su opinión al respecto es valiosa y necesaria.

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Hace cuatro años, sin tener con el Alcalde Petro ninguna relación especial ni compromiso alguno, asumí igual posición cuando fuerzas políticas reaccionarias pretendieron sacarlo de la Alcaldía. Nada pedí por mi actitud ni nada esperé, como ahora. Sencillamente obré como un residente bogotano que quiere a la ciudad y como un político responsable que sabe los desbarajustes que se presentan en las municipalidades y distritos cuando se pretenden objetivos como los que cuestiono.

Tengo suficiente experiencia directa para mencionar con autoridad política que solo al cabo de los cuatro años de gobierno resulta apropiado hacer el balance justiciero sobre una labor de gobierno. La intención de la Constituyente al incluir la Revocatoria del Mandato dentro de los mecanismos de participación popular no fue la de crear desajustes o inestabilidades en los gobiernos locales, sino la de advertir  a los gobernantes sobre sus responsabilidades en el aspecto programático, a más de las situaciones ya mencionadas.

Peñalosa tiene derecho a ejercer el mandato recibido sin presiones ni estratagemas políticas. Pretender derrocarlo ahora es una insensatez. Tiene, eso sí, la obligación de gobernar con providencia, responsabilidad y buenos resultados.

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