Lo que estamos viviendo los residentes en Bogotá es una situación injustificable de falta absoluta de las autoridades para manejar esta ciudad. Y ahí caben desde la alcaldesa hasta el gobierno nacional pasando por la policía, los jueces y todos los que deberían garantizar una ciudad vivible, nada menos que la capital de este país. Porque la verdad es que Bogotá no garantiza en estos momentos lo mínimo que todo ciudadano requiere para tener una vida normal. Se desbordó la inseguridad a tal nivel que lo único que une a los bogotanos es el pánico. Pánico de sacar a pasear la mascota, que tal. Pánico a caminar tres cuadras de la casa hasta la oficina. Pánico de tener que hacer mercado para no mencionar a esa inmensa mayoría que usa transporte público y que ahora con seguridad serán atracados, heridos, violentados por un triste celular.
Colombia un país con violencia histórica tiene suficientes expertos que deben ayudar a encontrar salidas, si, como dice la canción, los dejan. Pero no, estamos manejados por todo menos por la autoridad. La alcaldesa no se entiende con el gobierno nacional y el gobierno no se entiende con la alcaldesa. La policía esta ofendida con la alcaldesa y ella los ataca o por lo menos desconfía de ellos. Mientras tanto se abandonó a la ciudadanía de una manera jamás vista. Hay sectores de la ciudad sin el más mínimo control desde hace rato y nada pasa. El nuevo secretario de Seguridad ni se nota. La justicia sigue soltando a los delincuentes por fallas en su detención y esto lo aprovechan para seguir haciendo de las suyas, y nadie toma medidas ni dice nada, incluyendo al ministro del interior que tiene la responsabilidad de la seguridad ciudadana en todo el territorio nacional.
Que la capital de un país esté en este grado de inseguridad exige un llamado inmediato a expertos en el tema, a las autoridades que tienen esta responsabilidad para que entiendan que la ciudad vive un verdadero momento crítico que no da espera. El gobierno nacional tiene también ese deber y su pelea permanente con la alcaldesa y de ella con el gobierno les está pasando la cuenta de cobro a los dos. Nada de Twitter alcaldesa. Concéntrese que la ciudadanía se siente absolutamente desprotegida y por si no se había enterado, la reactivación económica que no arranca del todo se está paralizando. ¿Alguien sensato se anima a ir a un restaurante en estos momentos? Terrible porque precisamente este fue uno de los sectores más golpeados por la pandemia. Pero tampoco se quiere ir a hacer compras, ni siquiera el mercado porque nadie garantiza que volverá sano y salvo a su casa. Pero además la casa se volvió un sitio inseguro, increíble.
Emergencia es la palabra tanto para el gobierno local como para el gobierno nacional. Además, por si no se han enterado esta ola de violencia urbana se está desplazando a otras capitales del país. Asaltos a restaurantes en Barranquilla en zonas residenciales antes relativamente seguras demuestran esta realidad. Es decir, ¿pudieron los antisociales ganarles la partida a los gobiernos? Pena debería darles y mientras tanto medio gobierno se va de turismo a hacer nada y la alcaldesa cree que la campaña presidencial es su responsabilidad. El costo para todos es infinito, pero más para estos funcionarios y sus respectivos partidos a los que les quedo grande el país en su conjunto y en particular su capital y al paso que vamos, también, las otras ciudades colombianas. La desesperación de la gente se paga con votos señores gobernantes.
Que hacemos con Bogotá es su problema señora alcaldesa y señor presidente Duque. Ya se requiere un trabajo conjunto con propuestas y acciones que rompan este círculo perverso de falta de gobierno e inseguridad ciudadana.
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Fuente: Las2Orillas