Uno de los lugares únicos y especiales con que cuentan los municipios de Soacha y San Antonio del Tequendama, es indudablemente el bosque de niebla andino del Parque Natural Chicaque.
Respirar aire puro, adentrarse en la espesura de un frondoso bosque andino, caminar sobre una alfombra verde, recorrer los senderos en el más completo silencio, percibir el diario vivir de aproximadamente 20 especies de mamíferos que habitan en el parque como el oso de anteojos, venados, gatos de monte, armadillos de nueve bandas, comadrejas, zarigüeyas, micos nocturnos, osos perezosos de dos dedos, ardillas, conejos y alrededor de 300 especies de aves, algunas de ellas especies únicas en la región, todo hace del Parque Natural Chicaque un lugar maravilloso e inolvidable.
Dentro del parque los visitantes no sólo disfrutan del contacto y la cercanía con la naturaleza, sino que encuentran además una hermosa atmósfera de paz y tranquilidad que hace de este lugar un escenario ideal para alejarse del caos de la ciudad.
El parque cuenta con más de 18 kilómetros de senderos señalizados que permiten recorrer sin obstáculos los diferentes tipos de bosque del parque, y en el cual se encuentran 7 tipos de bosque andino, que se caracterizan por la humedad y la presencia permanente de niebla.
Senderos inmersos en lo más tupido del bosque llevan al visitante a sitios mágicos como el Pico del Águila, donde se puede observar el vuelo limpio y armónico de los gallinazos y águilas que anidan en la aterradora cuchilla del Salto del Tequendama, igualmente, el sendero de La Cascada lo lleva en medio del silencio, en una caminata bajo la lluvia a disfrutar del más bello escenario natural del parque.
Aquí se puede sentir, ver y disfrutar una extensa vegetación de selva nublada conformada por encenillos y gaques que crecen en las laderas y en las cimas de las montañas, donde diariamente la neblina captura en medio del follaje las gotas finas de agua que contribuye a la recarga hídrica de los nacederos y fuentes de agua; en medio de la vegetación en algunas laderas escarpadas se distingue el follaje amarillento del candelero real, asociado con el arboloco, y gran cantidad de yarumos, componentes del bosque secundario que se caracteriza por una vegetación bastante desarrollada y muy alta de 20 a 25 metros de altura.
Igualmente el caminante encontrara bosques densos de robles que como gigantes sirven de barrera a los vientos, donde abundan ejemplares que alcanzan perfectamente alturas de 35 a 45 metros de altura, el cedro blanco y acacias, cerezos y arrayanes que ayudan a la regeneración del terreno y a la protección del lugar, plantas medicinales, líquenes, plantas flotantes en las aguas estancadas, tintóreas elásticas y otras especies. Todo esto diseminado en un área de 300 hectáreas que hacen que este parque sea uno de los más importantes del país.
Con respecto a la flora, en el parque se han identificado 630 especies de plantas, entre las que se encuentran 17 especies de orquídeas, dos de las cuales están en estado crítico de extinción. Por decisión del fundador del parque en el área del parque no existen sistemas agrícolas establecidos.
Ya dentro del parque y todavía absorto por la belleza de la vegetación, el caminante pisa uno de los patrimonios culturales más importantes de la nación, los caminos indígenas, los cuales cuando los españoles llegaron al altiplano muisca, los crónicas los describieron varias veces como “carreras” o caminos ceremoniales que salían desde las tierras altas hacia aldeas lejanas o santuarios.
Estos caminos prehispánicos que no necesariamente se pueden clasificar como ceremoniales, generalmente unían regiones en dominios étnicos de la misma lengua chibcha, y no regiones apartadas, no hay indicios de que penetraran profundamente en territorios de etnias distintas de la muisca, es más, una vez por fuera de los dominios muiscas, los rastros de estos caminos paulatinamente tienden a desaparecer.
En el mes de abril de 1990 se conformó la Sociedad Montañas de Chicaque, la cual surgió como una iniciativa privada para crear una reserva natural que permitiera proteger el bosque de niebla, con el tiempo se creó el Parque Natural de Chicaque dedicado a la conservación y a la educación ambiental.
Al llegar a la entrada del parque, el visitante es sorprendido con un espectacular centro de recepciones denominado Arboloco, donde después de degustar una caliente y reconfortable aguapanela con queso, el visitante queda con los ánimos suficientes para descubrir paso a paso las sorpresas que le esperan en el interior del parque.
El parque cuenta además con un imponente centro de visitantes denominado El Refugio, que ofrece servicios de alojamiento y hospedaje para aquellos que desean pasar más de un día en el parque, y en el cual se ofrecen servicios de alimentación con deliciosos platos a la carta. Existe igualmente la opción de alquilar cabañas o acampar en alguna de las dos zonas de camping habilitadas dentro del parque, los caminantes también pueden tener la opción de alquilar caballos y si lo desean contratar el servicio de un guía. Visite http://www.chicaque.com/.
El Parque Natural Chicaque es un destino que cautiva por la belleza de su paisaje, donde el visitante después de conocer y recorrer esta espectacular obra de la naturaleza, queda con un solo compromiso, regresar.
GALERIA:
Las orquídeas representan uno de los grupos de plantas con mayor diversidad en el Parque. Fotografía Henry Barbosa. (Dar clic para ampliar)
El guía Camilo Ravelli da instrucciones a los visitantes antes del ingreso al Parque Natural Chicaque. Fotografía Henry Barbosa. (Dar clic para ampliar)
Escarpes rocosos y excesivamente drenados se encuentran llegando a la cumbre de “El Pico del Águila” en el Parque Natural Chicaque. Fotografía Henry Barbosa. (Dar clic para ampliar)
Semillas de clusia multiflora, comúnmente llamado Chagualo, Gaque o Cucharo, las semillas con arilo rojizo y verde son dispersadas por las aves. Fotografía Henry Barbosa. (Dar clic para ampliar)
Bosque denso de robles con quercus humboldtii, crecen en las laderas escarpadas. Fotografía Henry Barbosa. (Dar clic para ampliar)
El agua sale fría y cristalina de los nacederos y afluentes de agua del Parque Natural Chicaque. Fotografía Henry Barbosa. (Dar clic para ampliar)
Las trochas de las indígenas eran senderos barrosos, aceptables para caminantes hábiles en escalar montes, abrirse paso entre la selva y vadear ríos. Los conquistadores se valieron de ellos para el reconocimiento del país nuevo al cual llegaban. Fotografía Henry Barbosa. (Dar clic para ampliar)
El ambiente de alta humedad favorece el desarrollo de musgos y plantas epífitas, los helechos arborescentes son abundantes y alcanzan una altura 5 a 10 metros. Fotografía Henry Barbosa. (Dar clic para ampliar)
El Parque Natural Chicaque presenta una flora muy rica y diversa, resultado de la complejidad de los factores ambientales y la historia evolutiva de los ecosistemas que allí se presentan. Fotografía Henry Barbosa. (Dar clic para ampliar)
El caminante encontrara bosques densos de robles que como gigantes sirven de barrera a los vientos, donde abundan ejemplares que alcanzan perfectamente alturas de 35 a 45 metros de altura. Fotografía Henry Barbosa. (Dar clic para ampliar)
Desde el Pico del Águila se puede observar el vuelo limpio y armónico de los gallinazos y águilas que anidan en la cuchilla del Salto del Tequendama. Fotografía Henry Barbosa. (Dar clic para ampliar)
Verdes en todas las gamas y matices se encuentra el visitante en el Parque Natural Chicaque. Fotografía Henry Barbosa. (Dar clic para ampliar)
El suelo del Parque Natural Chicaque se caracteriza por un horizonte orgánico profundo, resultado por una parte de la temperatura favorable y por la periódica defoliación. Fotografía Henry Barbosa. (Dar clic para ampliar)
El agua baja serpenteando limpia y transparente por entre los claros del bosque. Fotografía Henry Barbosa. (Dar clic para ampliar)
Julio 12 de 2016