Por: Alfonso “Lobito” Amaya
– Las flores de plástico no exhalan fragancias, ni se pueden comer, son sólo para mirarlas. Por comparar tus desgracias con otras peores no van a desaparecer. La comparación es la medida de los tontos.
– Las estrellas fugaces no hacen la noche más luminosa ni disipan la oscuridad, tampoco traen buena suerte, porque ni son estrellas ni dan luz. Son sólo creencias.
– Las balas de goma no matan las esperanzas, ni las balas de verdad matan el agua. Los dardos ofensivos, palabras llenas de ira, no matan los sueños, porque los sueños son a prueba de balas.
– Las buenas intenciones no resuelven problemas. Los problemas se resuelven cuando se comprenden. Si no hay comprensión no hay solución.
-Las gotas oftálmicas no curan los dolores de estómago ni sanan la ignorancia. Son las medicinas que ingieres, y no la receta médica, la que te aliviarán las dolencias.
– Las sonrisas del enemigo no son gestos de paz ni la risa de las hienas es un saludo familiar. Todo es esta vida se puede aparentar. No te la creas.
– Las nubes en el cielo no dan sombra permanente. La seguridad es una utopía. Nada es seguro en un mundo donde la constante universal es el cambio.
– Las buenas acciones no se marchitan jamás porque son las flores del corazón bondadoso y la bondad es eterna como eterno es el espacio en el que vives sumergido sin poderte salir de él.
– Las aguas termales ni las promesas de perdón curan los resentimientos. No es inteligente que pongas tus esperanzas en quien ha caído en el resentimiento.
– Las oraciones santurronas, que se repiten como tablas de multiplicar, no impactan a Dios porque Dios sólo es impactado por los rezos de un verdadero corazón devoto.
– Las ganancias deshonestas se multiplican como hierba mala: envidias, problemas, resentimientos que no dejan crecer la paz mental o armonía interior.