El 19 de Octubre se llevó a cabo en la Librería del Centro Cultural Gabriel García Márquez de Bogotá, el homenaje al escritor colombo-venezolano Luis Dario Bernal, con motivo de los 45 años de su trabajo literario y de los 25 de la publicación en México y Colombia de su novela para jóvenes «La batalla de la luna rosada», ganadora de un Premio en el Concurso Internacional de Literatura para niños y jóvenes de Casa de las Américas de Cuba y de dos galardones internacionales en Bolivia y Argentina.
El abogado, escritor, poeta, crítico y promotor internacional de lectura, es considerado por lectores y críticos de sus obras para pequeños lectores y jóvenes como uno de los más reconocidos del género en América Latina, y una muestra de ello es su larga y premiada trayectoria como novelista, cuentista y ensayista para adultos.
«El Emperador del viento», «Dos mujeres, diez historias», «Los peces se enfurecen», «Don Pingüino de la Mancha», Números y palabritas y otras locuras loquitas», «Con las bases llenas, Mi toletero mayor» y «Toda fascinación tiene su límite», son libros publicados en el Fondo Editorial de Panamericana.
¿Qué aspectos destaca como primordiales para la elaboración de una historia?
«Debe haber un gran equilibrio entre la forma y el contenido. Es decir entre lo que se dice y cómo se lo dice. Si no se logra, se hace, en el primer caso, una construcción sin vocación ni interés literario. Y en el segundo, se corre el riesgo de sacar a pasear desnudo un pensamiento, que seguramente se va a congelar o a quemar, según el caso y no va a llegar, no va a ser entendido o interpretado, no va a tocar al lector.»
¿Por qué cree que la literatura conecta elementos como la historia, la protección del ambiente, el reconocimiento de la diversidad?
«Ningún ser humano puede ni escribir, ni crear algo, que no esté o se encuentre en el pensamiento, en el espíritu, en la sociedad, o en el universo. La Literatura para niños y jóvenes, es precisamente lo contrario, requiere, no sólo contextualizar cualquier relato o poema, dentro del momento social del mismo; en el marco de un pensamiento, sin que se caiga en el ideologismo; aplicar el espíritu que informa el relato, reconocer la diversidad y maravilla de la naturaleza y del medio ambiente.»
Su prima Elsa le regaló su primer libro. ¿Si le tuvieran que regalar un primer libro de adulto, qué libro sería?
«Sí y era Pinocho, lo cual me enseñó a mentir, pero a mentir, sin hacer daño a nadie. Y a mentir, deliciosa y positivamente con la Literatura. Hoy, seguramente, conociendo su presencia intelectual en el mundo de hoy, me regalaría un libro sobre ambientalismo, sobre animales, sobre el amor. O la paz. Pero, por si acaso le voy a preguntar. Ahora, si me regalara un primer libro a la edad mía de hoy, me regalaría un libro de ensayo político, filosófico o social.»
¿Cuál es el mayor reto de escribir para niños y jóvenes?
«Yo tengo una teoría sobre el particular y te agradezco tu pregunta. La Literatura para niños y jóvenes, no la simple escritura de poemas o relatos para ganar dinero, asistir a congresos o simposios, viajar, muy de moda en ciertos grupos de “escribidores” colombianos de la mal llamada Literatura Infantil, debe tener tres elementos fundamentales, que yo he llamado la Triple E. Debe ser Ética, Estética y Esperanzadora.
1.- Ética: Debe respetar los más grandes principios éticos, que no son principios morales, cambiantes según cada tipo de sociedad. Sino aquellos valores que recorren, como ejes transversales humanísticos, toda la historia del Ser Humano.
2.- Estética: Este elemento, en el cual los griegos, que eran unos genios unieron la ética y la estética, habla precisamente de la relación de conformidad entre lo que se plantea y cómo se lo plantea. Hace más énfasis, este elemento, en la manera como se desarrolla el discurso ficcional, que vehiculiza el mensaje.
Cada situación enunciativa, como la que se da en el discurso religioso, en el publicitario, en el jurídico, si ha de ser eficaz en sus enunciados, requiere unos materiales lingüísticos específicos, pertinentes a la intencionalidad del acto lingüístico. Es evidente que el predicador, el publicista, el abogado, no usan el mismo lenguaje cuando van a pronunciar sus discursos como seres públicos, que cuando van a pedir un café con leche.
Por qué no exigir, obviamente, para la comunicación literaria infantil, la discriminación cualitativa del uso de la palabra, puesto que la Literatura es una actividad lingüística bien delimitada y con un universo enunciativo intransferible? Por eso te decía que unos escriben para niños y otros pocos, muy pocos, hacen Literatura para niños.
3.- Esperanzadora. Yo tengo la obligación, de acuerdo a la filosofía que te he venido exponiendo, de darle al niño o a la niña, o al joven, relatos que puedan tocar cualquier elemento del universo, de la sociedad o del pensamiento, por duro que sea. Pero, ojo. Yo no tengo el derecho a hacerle daño. Yo debo entregárselo, sin permitir que mi discurso le quite, le dañe, le altere las ganas de vivir, le haga perder la esperanza. De ahí que escribir para estos segmentos es más difícil, más responsable, más comprometedor. Quien no pueda hacerlo, que escriba para adultos, es menos maravilloso, pero más sincero.»
¿Cree que la fascinación por la lectura tiene un límite?
«Yo creo, como trato de demostrarlo en el relato de mi libro de cuentos que lleva ese nombre, que “toda fascinación tiene su límite”. Si yo, literalmente, me dedico exclusivamente a leer y pierdo la noción del devenir del sol, la luna y las estrellas, seguramente terminaré bobo o tonto. Acuérdate de Don Quijote que se le secó el cerebro. Pero eso es novela. Además se moriría de hambre. Pero el amor por la lectura, de quien lo tiene arraigado, no lo abandonará jamás. Por el contrario, con el tiempo, y el tiempo para leer, crecerá.»
¿Una anécdota que nos quiera compartir?
«Miles, pero una, para que veas cómo hay que estar conectados, cuando escribimos para niños, con su mundo mágico, difuso y maravillosamente volátil, del cual sólo se aterriza, cuando se escribe para el árido mundo adulto.
Una niña preciosa de cinco años en Ecuador, luego de que terminé de leer y hablar un rato largo sobre la lectura, la literatura, la naturaleza, alzó la mano y me preguntó, con una seguridad y un desparpajo pasmosos:
–¿Luis Darío, tu mamá tiene pies planos?»
¿Qué le diría a su niño interior de 5 años, que viniera a este punto de su vida?
«Primero, mi niño interior, a estas alturas del paseo, ya es un viejo. Pero hagamos ficción. Le diría, que si tiene tiempo, fuerzas y posibilidades, se devuelva, pues este mundo está lleno de miseria humana, violencia, guerras, dominación, exclusión, capitalismo salvaje, problemas ambientales, políticos corruptos (perdona el pleonasmo), líderes religiosos falaces, militares sin honor, gremios económicos miserables, uribismo, en una palabra.»
¿Qué le diría a un escritor que estuviese iniciando su trayectoria?
«Que fuese, antes que nada, honesto, coherente entre su pensamiento, lo que escribe y su actuación social. Que jamás piense, mientras escribe, en el dinero que pueda llegar a ganar. Que estudie, investigue y lea mucho. Y que viaje, coma y ame más.»
El Emperador del viento; Dos mujeres, diez historias; Los peces se enfurecen; Don Pingüino de la Mancha; Números y palabritas y otras locuras loquitas, Con las bases llenas, Mi toletero mayor y Toda fascinación tiene su límite, son libros publicados en el fondo editorial de Panamericana.
**Entrevista realizada por Panamericana Editorial. Fotografía Tom Ross