El conflicto armado colombiano dejó 262.197 víctimas fatales entre 1958 y julio de este año, según un informe del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).
En los datos recopilados por el Observatorio de Memoria y Conflicto del CNMH, se precisa que «la gran mayoría de víctimas fatales de la guerra eran miembros de la población civil, con 215.005 personas, frente a 46.813 combatientes» y a otros de los que no hay documentación.
El recuento, considerado la base de datos más completa sobre el conflicto armado en Colombia y que fue entregado al Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición, documenta diez modalidades de violencia, entre ellas secuestro, desaparición, violencia sexual, masacres, reclutamiento de menores y atentados terroristas.
En total, de las 262.197 víctimas 94.754 muertes fueron atribuidas a los grupos paramilitares, 35.683 a la guerrilla y 9.804 a agentes del Estado, entre otros responsables.
«Tenemos que empezar a reconocernos todos para entender el conjunto de la guerra«, dijo a periodistas el coordinador del Observatorio, Andrés Suárez.
Para el funcionario, «la fragmentación confunde, distorsiona la verdad, por lo que hay que anteponerle la compactación, juntar todas las piezas, como nosotros lo hicimos«.
Como parte del recuento se documentaron 353.531 hechos para lograr determinar que el conflicto dejó en Colombia 80.514 desaparecidos, de 70.587 de los cuales aún no se tienen noticias.
También se precisó que en el periodo analizado se presentaron 37.094 víctimas de secuestro, 15.687 de violencia sexual y 17.804 menores de 18 años reclutados.
«La salida de la guerra necesita de memorias comprensivas y transformadoras«, dijo por su parte el director del CNMH, Gonzalo Sánchez.
En ese sentido, Andrés Suárez hizo un llamamiento a los miembros del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición para que escuchen toda la pluralidad de voces del conflicto armado, entre las que mencionó a las víctimas, perpetradores, civiles y combatientes.
«No le tengamos miedo a la tensión que hay entre esas voces. Todos tienen un pedazo de verdad y hay que tenderles puentes para integrarlas«, dijo.
Por lo anterior, agregó Suárez, «no pierdan de vista que las víctimas ya han hablado. Han hablado muchas veces, han pasado por un enorme desgaste, y quieren seguir hablando pero hay que hacerles nuevas preguntas«.
Agosto 7 de 2018