A dos semanas para la primera vuelta presidencial todo el mundo político tomó partido. Los últimos en buscar tolda fueron las iglesias cristianas, que pululan en garajes de cualquier barrio de Colombia. La mayoría de los liderazgos de estas iglesias se fueron a la campaña de Iván Duque, el candidato del expresidente Uribe y que representa la extrema derecha. Otras pocas, pero una muy importante, están en la campaña del exvicepresidente Germán Vargas Lleras, quien en el espectro ideológico se encontraría en el centro-derecha.
Así las cosas, la campaña de Duque suma lo que se podría considerar el fanatismo religioso. Son tres sus máximos representantes. Por un lado, el ex procurador general de la nación Alejandro Ordóñez, quien es católico y es cercano a la congregación de Orden de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X y al Opus Dei. Y forma parte de una secta radical dentro del catolicismo que se denomina Orden de la Legitimidad Proscrita, la cual es una congregación secreta que utiliza la política para expandir el dogma más radical y de derecha dentro del mundo católico. A Ordóñez se le recuerda por quemar libros que iban en contra del dogma religioso, por oponerse a los derechos de las minorías sexuales y de las mujeres.
También a Duque lo apoya un partido que agrupa una serie de pastores ultraconservadores que se llama Justa Libres, agrupa a cerca del 70% de las iglesias cristianas de Colombia y alcanzó más de 400.000 votos en las pasadas elecciones al Congreso de la República. Se oponen al aborto, los derechos de las minorías sexuales, solo aceptan las familias donde estén hombre y mujer, no reconocen ningún otro tipo de familia, y la protección de Israel como nación. Dicen que en el territorio de Israel solo puede estar esté Estado y no podrá darse vida a ningún otro Estado –es decir, Palestina debe ser eliminado-.
También la pasada semana llegó el partido Mira, que representa otro sector Cristiano importante, quienes lograron casi 500.000 votos en las pasadas elecciones. Este partido es mucho más progresista, fue uno de los pocos partidos cristianos que respaldo el proceso de paz. Ha sido uno de los más críticos en temas de corrupción y en general es un partido juicioso. Pero al final terminó en la militancia religiosa.
Hay cuatro temas que impulsan estos sectores religiosos y que confían, de ser elegido Duque, en su línea de Gobierno. Por un lado, eliminar cualquier posibilidad de aborto para las mujeres. Como se sabe actualmente, en Colombia es permitido el aborto en tres circunstancias: malformación del feto, embarazo por violación y riesgo de vida para la mujer. Por otro lado, la familia, como figura jurídica solo será aquella donde se dé una unión entre un hombre y una mujer. La Corte Constitucional reconoce varias tipos de familia, incluidos los del mismo sexo, los cuales pueden adoptar y casarse. En tercer lugar, su foco se centra en el modelo educativo. Allí, no solo se debe volver a dar clases de religión a los estudiantes, sino que además eliminarán cualquier cartilla, manual o libro que haga referencia a minorías sexuales e incluso a conquistas de las mujeres. Al reconocimiento de los derechos de las mujeres y las minorías sexuales en Colombia estos sectores le llaman ideología de género. Por último, y no menos importante, se debería criminalizar todo tipo de consumo de drogas y ser tratado como un tema de seguridad y no de salud, es decir, retroceder 20 años.
No debe olvidarse que la mayoría de las iglesias cristianas dijeron que no apoyaban el proceso de paz, porque la paz solo la puede traer Dios al mundo y los seres humanos no pueden hacer las paces si no es por la causalidad divina. ¡Sí, señor!, así como lo leen, de ese nivel es. Cierro la columna con una frase de Alejandro Ordóñez: “Más valores, menos condones”. Imagínense, ya hasta niega el condón.
Publicado en El País de España
Mayo 15 de 2018