Bogotá cuenta con 68 áreas protegidas por el distrito, de las cuales 3 son Santuario Distrital de Flora y Fauna, 47 son áreas forestales distritales y parques ecológicos distritales, 5 parques ecológicos de montaña y 13 humedales parques ecológicos distritales.
Los humedales de Bogotá, estratégicos en la recolección de aguas lluvia, fundamentales por la gran biodiversidad acuática-terrestre de especies vegetales y animales, pulmones productores de oxígeno indispensables para la sociedad capitalina, han ido desapareciendo a causa de la urbanización. A principios del siglo XX se contaban 50.000 hectáreas de pantanos y lagunas, hoy tan solo quedan 800 hectáreas con 13 humedales reconocidos como parques ecológicos distritales, otras fuentes de agua son 15 humedales sin reconocer y otros 11 cuerpos de agua dentro de instituciones y parques. Presentamos un informe en esta primera entrega de uno los humedales que es ejemplo de responsabilidad ecológica por parte de la comunidad.
Humedal Juan Amarillo
Ubicado en las localidades de Suba y Engativá, limita entre otros con los barrios, Bolivia Oriental, Ciudadela Colsubsidio, El Dorado, La Carolina de Suba, Santa Teresa de Suba, y Tibabuyes. Es el humedal más grande de la ciudad con un área de 222.76 hectáreas, hace parte de la cuenca del río Salitre y del espacio inundable del río Bogotá.
Entre la vegetación acuática se cuenta con los juncos, lenguas de vaca, barbasco, buchón, lenteja de agua; gran parte de la superficie está compuesta por pasto kikuyo, en la zona perimetral se encuentran acacias, eucaliptos, sauces y en los alrededores se pueden divisar varias especies nativas como los duraznillos, alisos, tibares, alcaparros, cauchos y cerezos.
A nivel de fauna en el humedal destacamos los curis y murciélagos migratorios, aves como la tingua bogotana, el cucarachero de pantano, la tingua piquirroja, la tingua moteada, la focha, el garciopolo, el pato barraquete los chorlos y playeros, aves migratorias como la garza azul, el chirlobirlo o el pájaro carpintero.
El humedal es lo que quedó de un gran lago que se extendía por toda la sabana de Bogotá también conocido como humedal de Tibabuyes que en lengua chibcha significa “Tierra de labradores” donde los indígenas muiscas de la región celebraban “la fiesta de las flores” a la cual asistían los caciques de Suba, Cota, Funza y Engativá.
Desde los años cincuenta Suba y Engativá fueron anexadas a Bogotá y con ello vino la urbanización en territorio del humedal. En 1969 el cauce del río Juan amarillo fue desviado, taponando la fuente de alimentación del humedal, haciendo que se redujera y se desecara, disminuyendo el cuerpo de agua casi un 65%.
En la década de los setentas se construyeron canales para desecar el terreno y comercializarlo, parte del humedal fue dividido por lotes que luego fueron vendidos; estas situaciones junto a los cultivos sobre los espejos de agua redujeron notablemente el humedal.
En los años ochenta las invasiones ilegales y la venta de haciendas a constructoras siguieron con el proceso de disminución del humedal. En los noventas tan solo el 15% del total del área del humedal estaba compuesta por espejos de agua, y un 65% del terreno no funcionaba en su proceso ecológico descontaminante.
Trabajadores limpiando el buchon uno de uno de los espejos de agua del humedal Juan amarillo:
El humedal Juan Amarillo ha tenido un compromiso supremamente relevante por parte de la comunidad desde principios de los años noventa, con proyectos como “Gestión social en la recuperación de la Laguna de Tibabuyes y mejoramiento de los barrios aledaños«, proyecto que que fue gestionado por CORPOTIBABUYES (Corporación Para la Recuperación de la Laguna de Tibabuyes). Organización que además de preservar y recuperar el humedal promueve el reordenamiento de los barrios que se formaron sobre parte de lo que era el humedal. Actualmente junto con Ecofondo, la Corporación CULTIVA y ENDA-América Latina, se viene gestionando un megaproyecto ambiental con las comunidades de los alrededores.
De 1989 a 1991 en un proceso de sensibilización a las comunidades de las problemáticas del humedal, se gestionó la vinculación de organizaciones como La Fundación A.V.P., la Asociación para la Vivienda Comunitaria y pobladores de toda la localidad para que participaran en el proceso de recuperación y cuidado del humedal.
De 1991 a 1992 se creó la Comisión Ambiental Local, se delimitó la ronda del humedal, se inició el cercamiento y cebrado de árboles, actividades que fueron apoyadas por el DAMA y la EAAB. Se resalta la propuesta para declarar los humedales como Reservas Naturales Ambientales siendo acogida por el Concejo de Bogotá en el Acuerdo 19 de 1994.
De 1992 a 1995 se terminó de cercar el humedal y se propusieron varios proyectos ambientales, entre los cuales se difundió la problemática del humedal en medios de comunicación. De 1995 a 1998 se desarrolló el proyecto de recuperación del humedal con la financiación de La Fundación AVP en convenio con el DAMA. Se realizó un plan de manejo de recuperación del ecosistema, se creó la Corporación para la recuperación de la Laguna de Tibabuyes (CORPOTIBABUYES), y se elaboró también una propuesta de recuperación paisajística de las rondas (o franjas paralelas al cauce), alrededor de los nacimientos o los cuerpos de agua.
En el año 2000 se inauguró la planta de tratamiento de agua del Salitre. En 2004 el humedal fue declarado parque ecológico distrital. El 30 de mayo de 2014 se realizó un concurso de avistamiento de aves en los humedales Juan Amarillo y el Jaboque.
Hoy en día se han logrado erradicar los desechos de escombros y basuras, y aunque existen algunos problemas de inseguridad, el Humedal Juan Amarillo es un ejemplo de compromiso ambiental por parte de la comunidad, Compromiso que deben seguir las comunidades de algunos humedales que están en peligro de desaparecer.
Diciembre 10 de 2018