6 y 7 de noviembre de 1985 – Toma del Palacio de Justicia
Un miércoles de enero de 1986 circunstancialmente se encontraban en el Cementerio del Sur dos periodistas holandeses, cuando notaron la llegada al lugar de dos “pequeños carros o camiones”, los cuales entraron en el lote aledaño al cementerio sin ningún aspaviento.
Los periodistas holandeses estaban haciendo un reportaje sobre la violencia en Colombia y el uso indiscriminado de fosas comunes para enterrar a indigentes, personas sin identificar y cuerpos de personas muertas violentamente que nadie reclamaba. Colombia había estado en las noticias mundiales por lo del Palacio de Justicia y la tragedia de Armero.
Las fotografías, tomadas por el reportero Harry Van der Aart, muestran una escena dantesca: el entierro de varios cadáveres en una fosa común en la mañana del miércoles 22 de enero de 1986 en el Cementerio del Sur de Bogotá.
Según recuerda Van der Aart. En los vehículos había más de ocho cadáveres que fueron removidos y lanzados a una fosa. No fue lo único que arrojaron. De unos baldes, comenta Van der Aart, salieron huesos calcinados, “negros como el carbón” y pedazos de cuerpos. El olor de la muerte estaba en todos lados.
Algunos de los cadáveres estaban hinchados, incluso uno tenía una apariencia verdosa. Otros estaban en muy buen estado; “cuerpos frescos” y con moretones. Según ambos holandeses, parecían haber muerto recientemente, como se observa en algunas de las fotografías. La mayoría eran hombres, pero había por lo menos una mujer. Fue ante la aparición de este cuerpo que Thielen no aguantó y vomitó su repugnancia.
Uno los hombres que participaban en la operación le dijo a Thielen: “Son los hijueputas del Palacio”. Para el periodista holandés, eso explicaría la presencia de los huesos calcinados; eran de personas que habrían muerto en el incendio del Palacio de Justicia.
A ambos les llamó la atención la falta de cuidado con que se manejaban los cuerpos. “No fueron tratados con el respeto que merece un ser humano”, dijo Van der Aart.
Esas imágenes y los testimonios de dos espectadores circunstanciales –los holandeses Jan Thielen y Harry Van der Aart– podrían resolver el misterio que ha atormentado a los colombianos: ¿Dónde están los desaparecidos del Palacio de Justicia?