Casi no hay una sola figura del arte que hoy no esté por parar la barbarie. Daniel Barenboim lo explica con claridad. La barbarie mundial o el 1933 global. 1933 fue el año que subió Hitler al poder en Alemania, puede arrasar todo vestigio de democracia y de libertad.
Cuando denuncié la matanza paramilitar con nombre propio, y mostré la capacidad de sectores del estado y de la política para asesinar a su propio pueblo fui acusado permanentemente de ser militante de las Farc.
En las calles había gente que me insultaba por ello delante de mis propios hijos. Eran personas que se construyeron por el odio desatado desde los poderes políticos y mediáticos. Cerraban sus oídos a las palabras que hablaban de la muerte de centenares de miles de colombianos asesinados e inclusive aplaudían que los asesinarán.
Eran humildes los muertos, no tenían para ellos importancia. Esa cultura de la muerte que vimos con el paramilitarismo también está en el mundo, la época de la barbarie ha comenzado.
Así como se expande el fentanilo también se expande el aplauso hacia la muerte. Prohíben manifestaciones, censuran a la prensa, presionan poderes políticos para que se silencien, para que aplaudamos la muerte desencadenada sobre lo más sagrado e inocente: la niñez.
Ahora aplaudimos a los héroes y no lloramos por los niños destrozados. Bombardear niños se ha convertido en práctica de guerra; en Colombia llegaron a decir que eran máquinas de guerra para legitimar su asesinato.
Los tiempos de la barbarie son los tiempos de la crisis climática. Un liderazgo incapaz del mundo ha decidido usar el poco tiempo que tenemos para salvar la especie y la vida en bombardear miles de niños. Si hablan del mal, ese es el mal. Perder el tiempo irremediable de la vida.
Dicen que apoyo a Hamas, como antes decían que apoyaba a las Farc. Hamas es el invento de la Mosad para dividir el pueblo palestino y tener la excusa de castigarlo.
El terrorismo como decía Habermas, como toda violencia, es la ausencia de comunicación. Reemplazar el diálogo entre pueblos dignos para reemplazarlo por el puro apartheid y la represión, solo crea el terrorismo desesperado y asesino.
El final del terrorismo es uno: abrir los caminos de comunicación entre los pueblos, pero lo que quieren en realidad es expulsar el pueblo palestino de su antigua tierra y destruirlo. Lo que vemos es una “ratzia”. Del pueblo judío aprende que uno en cualquier lugar y tiempo debe oponerse a la destrucción de los pueblos.
**Presidente de la República de Colombia
@petrogustavo