El opioide fentanilo, “arma de destrucción masiva”

Como un “arma de destrucción masiva”, así ha sido declarado por las autoridades norteamericanas el fentanilo, droga sintética 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más que la morfina.

Según estadísticas, esta sustancia fue responsable en 2021 de más de un 66 % de las muertes por sobredosis en EE.UU. y se calcula que cuando acabe el presente año, por lo menos 7 de cada 10 muertes por sobredosis estarán asociadas al consumo de este opioide sintético.

Se trata de una epidemia sin precedentes en la unión americana, dada su alta letalidad, el fentanilo se ha convertido de facto en un “arma de destrucción masiva”, así lo reconocen las mismas autoridades.

Durante 2021 fueron más los muertos por el consumo de esta droga sintética que los soldados estadounidenses caídos durante los 10 años que duró la Guerra de Vietnam, advirtió en julio de este año Ashley Moody, la fiscal general de Florida.

Ni sumando todas las muertes provocadas por todos los ataques terroristas durante el último siglo se superan las del fentanilo en apenas un año, aseguró en septiembre pasado Greg Abbott, el Gobernador de Texas.

El aumento en el número de muertes por sobredosis pasó de ser una “crisis sanitaria”, a convertirse en una “crisis humanitaria” sin parangón en la historia de EE.UU.

 

De acuerdo con datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), entre 2007 y 2017 las muertes por sobredosis pasaron de 36.010 a 70.699, esto es, se incrementaron casi el doble.

El fentanilo ha venido desplazando a la heroína y la cocaína de entre las drogas de mayor consumo en la Unión Americana. Con el aumento del consumo, también crecieron las víctimas fatales, en 2021 se produjeron 107.521 muertes por uso de los opioides sintéticos.

Las consecuencias de la “epidemia del fentanilo” también se sienten en una de las economías más poderosas del mundo, tanto la adicción como las muertes por sobredosis están socavando el potencial productivo.

Los jóvenes abandonan sus estudios y, en consecuencia, dejan de recibir capacitación para el trabajo. Las decenas de miles de muertes, por su parte, también contribuyen a disminuir la participación de la fuerza laboral.

Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal (FED) durante el Gobierno de Donald Trump y hoy titular del Departamento del Tesoro de la Administración de Joe Biden, advirtió ante el Comité Bancario del Senado, una reducción importante de la participación de la fuerza laboral y señaló el aumento en el consumo de opioides como una de las causas.

Voces dentro de EE.UU. claman por una respuesta de mayor contundencia. Entre las opciones que se han puesto sobre la mesa está catalogar al fentanilo como ‘un arma de destrucción masiva’.

Esta propuesta ya se ha barajado en Gobiernos anteriores. Michael Morell, quien fue director interino de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), señaló en 2017 que esta droga sintética se había convertido en un “amenaza para la seguridad nacional”.

Es un arma de destrucción masiva”, sentenció. Pero más allá de declaraciones, ahora se busca que clasificar al fentanilo de esta manera no caiga en el vacío, sino que tenga implicaciones de política pública.

En septiembre de este año, los fiscales generales de Florida y Connecticut, Ashley Moody y William Tong, anunciaron un “esfuerzo bipartidista multiestatal”, integrado por 18 fiscales generales, que promueve que el Gobierno del presidente Joe Biden catalogue al fentanilo como un ‘arma de destrucción masiva‘.

De acuerdo con el fiscal Moody, es necesario sumar esfuerzos y articular una estrategia en la que participaran el Departamento de Justicia, el Departamento de Seguridad Nacional, la Administración de Control de Drogas y el Departamento de Defensa.

Según la definición del Departamento de Seguridad Nacional, un ‘arma de destrucción masiva’ es “un dispositivo nuclear, radiológico, químico, biológico o de otro tipo que tiene como objetivo dañar a un gran número de personas”.

 

Fue a partir del aumento exponencial de las muertes ocasionadas por el fentanilo que la fiscal general Ashley Moody instó al presidente Biden a colocar esta droga sintética en la misma categoría que una bomba nuclear.

De acuerdo con un reporte publicado por The Wilson Center, la “crisis de los opioides” en EE.UU. se ha profundizado en buena medida por el suministro continuo de los cárteles mexicanos.

Dos de los principales proveedores de la Unión Americana son grupos criminales con bases de operaciones al Sur del Río Bravo: el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación.

José Andrés Sumano, profesor e investigador del Colegio de la Frontera Norte especializado en temas de violencia, indica que “En comparación con otras drogas, el fentanilo es mucho más rentable, no requiere de grandes plantaciones ni está sujeto a ciclos agrícolas. Además, con muy poco ingrediente activo se obtiene mucho producto”, dice.

El académico señala que las autoridades de todos los niveles de Gobierno necesitan reducir la demanda de opioides sintéticos, fortalecer las estrategias de reducción de daños entre la población que ya es adicta, así como promover campañas de concientización dirigidas a jóvenes.

Mientras que exista un alto nivel de demanda en EE.UU., advierte Sumano, siempre habrá alguien dispuesto a surtir la droga desde México u otras latitudes. Para resolver la “crisis de los opioides”, concluye, no hay otra salida que disminuir el consumo.

Fuente: actualidad.rt.com