El día en que mataron a Galán

Por Dixon Acosta Medellín

El día en que mataron a Luis Carlos Galán me entrevistó Félix de Bedout, cuando el reconocido periodista trabajaba como reportero presentador del desaparecido “Noticiero Nacional” de la programadora “Prego Televisión” que se transmitía en las noches. En aquella época yo no era ninguna celebridad -como no lo soy ahora, era un estudiante universitario que se encontraba en la calle 19 de Bogotá, pues aquel 18 de agosto de 1989 terminaba la tradicional venta callejera de libros que identificó esa vía bogotana e intentaba aprovechar alguna buena oferta de liquidación.

Como se trataba de una noticia que afectaría el futuro paisaje urbano del centro de la capital, finalizando una tradición que se había mantenido durante muchos años, algunos periodistas cubrieron el acontecimiento, de allí la fugaz pregunta del prestigioso comunicador al anónimo transeúnte. Recuerdo que intenté inventar alguna frase afortunada, algo así como lo lamentable que resultaba que la cultura estuviera por el piso, aludiendo a cientos de libros regados en la calle, mientras los libreros desocupaban sus casetas y los curiosos del intelecto los revisaban agachados ó sentados en el pavimento.

En la noche de aquel 18 de agosto, tenía previsto asistir a la concentración política convocada por quien se perfilaba como el candidato del partido liberal a las elecciones presidenciales de 1990, Luis Carlos Galán Sarmiento, uno de los pocos políticos a quien he seguido durante mi existencia, gracias a un discurso equilibrado, lúcido, que podía ser analítico y visionario, pero también apasionado y contagioso. Tenía pensado ir a la plaza principal de Soacha, la cual estaba situada muy cerca donde vivía, mi casa de niñez y juventud estaba localizada en la autopista Sur en la salida de Bogotá al verano permanente, además un pariente lejano aspiraba al Consejo de Soacha por el liberalismo y comenzaba a interesarme por el mundo de la política.

Sin embargo, el acontecimiento de la mañana, me hizo cambiar los planes, tenía gran curiosidad de verme por televisión. Incluso llamé a varios amigos, sólo les dije que estuvieran pendientes del noticiero, por algo que aparecería de mucho interés. Para mi sorpresa, la información que abrió la emisión fue el anuncio del atentado a Luis Carlos Galán Sarmiento en Soacha.

Luego vendría la conmoción, el sentido de impotencia, los días de duelo, en los cuales como miles de colombianos hice vigilia en la velación del cuerpo en el Congreso, así como el desfile fúnebre, por la carrera séptima y la calle 26, en el cual logré camuflarme como acompañante de Juan Martín Caicedo Ferrer, quien pasaba con sus escoltas, extrañamente no me expulsaron en la caminata por mi condición de advenedizo impertinente, tal era el sentimiento de frustración y tristeza que se respiraba en el ambiente. Durante algunas cuadras pasé como un guardaespaldas, pero fracasé al intentar acceder al Cementerio Central, donde reposan los restos de Galán.

El recuerdo llega cada año, en esta oportunidad con más fuerza por el vigésimo quinto aniversario y porque tras cinco lustros la noticia ha sido constatación de impunidad en un crimen que tuvo otras víctimas, como un hombre bueno que estuvo varios años en la cárcel con su honor arrebatado, el también fallecido Alberto Jubiz Hazbún. Un magnicidio como el de Galán simplemente no puede tener una vigencia límite, al superar las fronteras de la decencia perdida de un país, trasciende los límites temporales.

Por supuesto, mi breve entrevista nunca salió al aire. Durante esa nefanda noche del 18 de agosto de 1989, sólo hubo una noticia, una que se llevó por la ruta de la perdición a Colombia entera. La noche en que mi inquietud política murió, de la mano de un gran hombre, Luis Carlos Galán Sarmiento, QEPD.

@dixonmedellin