En algunos barrios de Bogotá los que han perdido su trabajo o caído en la pobreza por el coronavirus exhiben en sus casas a la calle una prenda color roja como signo de auxilio.
Familias esperan la entrega de mercados, mientras tienen colgados trapos rojos en sus casas como forma de manifestar la necesidad de alimentos en el sur de Bogotá y Soacha.
En la Localidad de Ciudad Bolívar las calles sin asfaltar parecen tejidas como si fueran una tela de araña. Laberintos conformados por casas, construidas con ladrido desnudo que emergen en lo alto. Y un color que sobresale en los balcones, el rojo batalla, la bandera del hambre.
En una de estas ventanas asoma, intrigada por el ruido de las cacerolas una mujer, abajo una protesta aporrea los utensilios de cocina, ella hondea tu trapo rojo. Son un pueblo unido por la desdicha, por la desigualdad enquistada, los que gritan al cielo y ella desde su balcón tienen la nevera vacía y la culpa no es solo de la pandemia. Es la revolución de los pañuelos rojos.
Trapos, pañuelos o prendas de vestir de color rojo “adornan”, desde fines de marzo, ventanas o fachadas de casas en barrios de Bogotá, Soacha y otras ciudades de Colombia. Se trata de una tendencia que crece a medida que la cantidad de familias con problemas para sustentarse durante la pandemia de coronavirus se multiplica en el país.
El autor específico de la iniciativa no está claro. Más bien, se sabe que nació en Ciudad Bolívar, al sur de Bogotá, y en Soacha, el vecino conurbado de la Capital. Confinados por culpa del brote de coronavirus, miles de trabajadores perdieron sus ingresos y comenzaron a padecer cada vez más problemas para garantizar la alimentación de sus familias.
El concepto es simple: cuando una familia coloca un trapo rojo en su fachada, indica que está padeciendo dificultades económicas y requiere la solidaridad de vecinos, organizaciones o autoridades de la zona. Desde comienzos de abril, la cantidad de trapos rojos en las casas de los barrios más humildes de Bogotá se multiplicó, obligando a que el código se comenzara a aplicar de forma “oficial‘” para identificar a quienes requerían la asistencia estatal.
Más allá de la intervención oficial, los trapos rojos también se han convertido en símbolo de la inconformidad de los colombianos con su situación actual. Desde mediados de abril, vecinos de varias zonas de Bogotá se siguen manifestando en la calle —desoyendo las medidas de confinamiento— para reclamar mayores apoyos económicos por parte del Gobierno.
La medida que se viralizó en las redes sociales también se ha trasladado a otros países como Guatemala o Chile, donde muchas personas además han optado por la mascarilla roja como símbolo de protesta.
Mayo 7 de 2020