9 de enero de 2017 – Ayer partió de este mundo el ser que yo más amo, Ana Cecilia Niño Robles, mi esposa, mi maestra y mi guerrera favorita. Comparto esta entrada con quienes la conocieron y con quienes aun sin conocerla apoyaron su lucha contra el asbesto, y admiraban al igual que yo, su coraje, su valentía y su sencillez. Este es un mensaje para invitarlos a orar por ella, por su espíritu, por su hija y por uno de sus deseos más grandes: Si es posible luchar por construir sin tóxicos que nos contaminen, si es posible sonreír aun en las más fuertes tempestades, si es posible ser feliz aun con una enfermedad como el cáncer mesotelioma. Si es posible llegar enfrentar sin miedo alguno a personas sin escrúpulos en el poder, si es posible amar sin límites en el matrimonio, si es posible darlo todo por los demás, si es posible creer en un planeta mejor, más humano, más sano y más sostenible.
Estaremos velándola con los familiares cercanos durante dos días, el próximo martes 10 de enero haremos las exequias en la catedral de Duitama a las 11 AM.
Recuerdo en particular un día en el que fuimos al Congreso, ella tenía mucho dolor en su espalda, la metástasis estaba iniciando a difundirse y aun no tenía aprobadas las inyecciones para el dolor, con su martirio a cuestas, se colocó la camiseta, entro con una tranquilidad impasible en plena sesión en el salón de la Comisión Séptima del Congreso y se para al lado de Álvaro Uribe, le dijo –“Senador necesito hablar con usted”. Uribe, quien ya la conocía por sus intervenciones en esa misma comisión, le respondió algo al oído y dos minutos después estaba hablando con ella en la entrada del salón, por supuesto el Senador tenía claro no afectar con sus decisiones las inversiones de otros políticos de su bancada los cuales tienen acciones en Eternit, y le respondió diciéndole que el proyecto de ley debía tener unas modificaciones que él propuso para poder votar a favor, entre ellas indemnizar a las empresas por el cambio o la mejora tecnológica que deben hacer al sustituir el asbesto, no decimos que no lo consideramos, pero: ¿Cuantas personas más deben que morir para que el Gobierno tenga una política clara que favorezca la vida de los Colombianos y no los bolsillos de unos pocos empresarios?
Gracias por el apoyo que le brindaron a mi esposa, no logramos que nuestros gobernantes entendieran las razones científicas de cientos de expertos y de victimas que a nivel mundial argumentan con pruebas que el asbesto hay que prohibirlo para evitar patologías como el mesotelioma, ella misma es una muestra de la gran amenaza que representa esta sustancia cancerígena, pero sigo creyendo que el amor es más fuerte que el cáncer, que cualquier cosa, que si es posible que algún día vivamos en una #ColombiaSinAsbesto.
Nota: Si alguien desea apoyar la culminación del documental que se estaba filmando alrededor de la historia de mi esposa por favor escribir a este correo: colombiasinasbesto@gmail.com
Atte. Daniel Pineda
@historiasazules