Migrantes, científicos y visionarios de BioNtech: Ugur Sahin y Özlem Türeci

BioNtech y Pfizer van a pedir licencia en EE. UU. para su vacuna, que aseguran tiene más del 90 por ciento de eficacia. Tras la empresa BioNtech hay dos alemanes con raíces turcas: Ugur Sahin y Özlem Türeci.

Ugur Sahin y Özlem Türeci

Dos personas están detrás de la empresa biotecnológica alemana BioNtech. Se trata del matrimonio formado por Ugur Sahin y Özlem Türeci. Cuando en enero de 2020 el coronavirus se asomaba en China, a nadie en Alemania parecía preocuparle seriamente la posibilidad de que el patógeno pudiera causar una pandemia. Sin embargo, Sahin y Türeci reaccionaron de inmediato y dirigieron sus investigaciones hacia el desarrollo de una vacuna en un proyecto que denominaron «velocidad de la luz«, pues tendría que desarrollar en poco tiempo lo que que normalmente lleva varios años. Tres meses depués, tenían ya en fase de desarrollo clínico las primeras candidatas a convertirse en la ansiada vacuna.

Hasta la aparición del nuevo coronavirus, Sahin y Türeci habían concentrado sus esfuerzos en la lucha contra el cáncer. En ese terreno, su enfoque difiere notablemente del tratamiento habitual contra esa enfermedad. Para ellos, cada paciente de cáncer necesita una terapia especial y hecha a medida, ya que no hay dos enfermos cuya mutación genética de las células cancerígenas sea idéntica. Sus investigaciones aprovechan el hecho de que el cuerpo humano a menudo puede curarse a sí mismo dejando intervenir a virus y bacterias. El objetivo es desarrollar una terapia inmunológica que estimule los mecanismos de autocuración y convierta los tumores malignos en inofensivos.

La investigación como interés central

«Desde muy temprano, supe que me interesaba la ciencia«, dijo Ugur Sahin con motivo de la entrega del Premio Mustafa 2019. Nacido en Turquía, Sahin emigró con su mamá a la edad de 4 años a la ciudad alemana de Colonia, donde su papá trabajaba en la empresa Ford. Tras concluir la enseñanza secundaria, estudió Medicina en la Universidad de Colonia. «Me interesó la inmunoterapia, cómo funciona el sistema inmunológico y cómo se le pueden dar instrucciones para identificar y atacar las células cancerígenas«, dice Sahin, que tiene 54 años. De forma temprana se inició en el trabajo de laboratorio.

Ugur Sahin: su vida es el laboratorio, desde los tiempos de estudiante hasta la actualidad.

«Teníamos clase hasta las 16 horas y después mis compañeros se iban a casa, pero yo subía a trabajar al laboratorio. La mayoría de las veces hasta las 21 o las 22 horas, en alguna ocasión hasta las 4 de la madrugada«, recuerda  Sahin. Cuando terminaba, se marchaba a casa en bicicleta.

Sahin dice de sí mismo: «No puedo decir que la investigación me resultara difícil«. En 1992, Sahin se graduó ‘summa cum laude‘ y comenzó a trabajar como médico en el departamento de medicina interna, hematología y oncología en la Universidad de Colonia. En 1999 se trasladó al Hospital clínico universitario del Sarre, donde conoció a su futura esposa, Özlem Türeci.

Özlem Türeci: el paciente es lo primero

Özlem Türeci es hija de un médico turco emigrado a Alemania desde Estambul. Cuando Sahin llegó al Sarre, Türeci era estudiante de Medicina. Hoy es profesora de la Universidad de Maguncia y está considerada como pionera en la inmunoterapia contra el cáncer. «Influida por mi padre, que era médico, cuando era niña no podía imaginarme tener una profesión distinta«, dijo Özlem Türeci en una reciente entrevista.

Özlem Türeci: la consulta médica de su papá influyó enormemente en esta pionera del tratamiento inmunoterapéutico del cáncer.

«La consulta de mi padre estaba en la misma casa donde vivíamos. Cuando éramos niños, jugábamos entre los pacientes, nunca hubo una separación estricta entre el trabajo y la vida personal«, agregó Türeci.

En otra entrevista, explicaba que su padre era un médico muy atento hacia los enfermos y que por eso, para ella, la atención a las personas es lo principal en su profesión. Al igual que su progenitor, Türeci quería ayudar. Primero pensó convertirse en monja, tal y como relató a la revista Impulse, pero después se decidió por la medicina. Cuando Türeci y Sahin contrajeron matrimonio en 2002, Sahin ya trabajaba en el Hospital clínico universitario de Maguncia. El mismo día de la boda, el novio trabajó en el laboratorio antes y después de la ceremonia civil.

El nacimiento de BioNtech

En 2001, Sahin y Türeci fundaron la empresa biofarmacéutica Ganymed Pharmaceuticals para desarrollar medicamentos de inmunoterapia contra el cáncer. La vendieron en 2016 por 422 millones de euros. En 2008 crearon, junto con otras personas BioNtech, una empresa para desarrollar tecnologías y medicamentos para el tratamiento inmunoterapéutico individualizado del cáncer. De momento, no han conseguido licencia para ninguno de sus productos.

Sahin es presidente de la junta directiva de BioNtech y sigue utilizando la bicicleta como medio de transporte. Además, es profesor en la Universidad de Maguncia. Por su parte, Türeci es responsable del trabajo de desarrollo clínico de Biontech y es profesora en la Universidad de Maguncia. Andreas Kuhn, uno de sus compañeros de viaje, dijo sobre Sahin con motivo de la concesión del Premio Mustafa: «No he conocido prácticamente a nadie tan inteligente como Sahin. Él siempre va un paso por delante del resto de la gente. Cuando alguien propone una idea nueva, en principio él ya está ahí y la ha previsto«. Kuhn trabaja desde hace más de una década en BioNtech. «Desde el principio, Sahin hizo que me entusiasmara por el trabajo y creo que una de sus cualidades es que sabe entusiasmar a la gente«, dice Kuhn. Y lo hace no solo con argumentos científicos sino también con su pasión por el trabajo que llevan a cabo.

BioNtech cuenta con más de 1.300 empleados procedentes de más de 60 países. De ellos, más de la mitad son mujeres y alrededor de un cuarto tienen un título doctoral. En octubre, BioNtech dio el salto a los mercados internacionale en Nasdaq, donde cotizan las empresas tecnológicas.

La esperanza puesta en BNT162b2

Según Türeci, su máxima es identificar qué cosas no pueden cambiar y aceptarlas. «Pero debemos concentrarnos con valor y decisión en las cosas que están dentro de nuestro ámbito de influencia y este es a veces más grande de lo que uno piensa«, dice la científica.

Sahin y Türeci muestran valor en la crisis.  Un informe actual de la empresa asegura que, «con el objetivo de preparar de forma inmediata para su distribución nuestro candidato a vacuna BNT 162b2 en caso de que consiga licencia, estamos invirtiendo ya de forma masiva en la ampliación de nuestra capacidad de producción. En nuestras dos sedes, situadas en Idar-Oberstein y en Maguncia, varias líneas de producción están en funcionamiento día y noche«.

Los largos  años de investigación parecen estar dando mientras tanto su fruto. Ugur Sahin conserva el 18 por ciento de las acciones de Biontech. Con el éxito de la empresa, se ha colado repentinamente en la lista de los 100 alemanes más ricos.

Fuente: Deutsche Welle