Bogotá tiene alrededor de 727,06 hectáreas de humedales, según cifras de la Secretaría Distrital de Ambiente, un número muy reducido frente a las 50.000 que, se dice, tenía la ciudad a mediados del siglo pasado, pero que han desaparecido para darle paso al concreto.
En las décadas recientes, se han venido aunando esfuerzos para recuperar los humedales de la ciudad, en algunos se ha avanzado, tal vez no a la velocidad ideal, y en otros se ha retrocedido.
Lastimosamente una de las principales razones para no avanzar en la recuperación de los humedales, es que no se atienden sus necesidades en orden de prioridades, garantizar agua limpia es lo primero, antes de hacer obras innecesarias que los afectan.
Los humedales de Bogotá con mejor calidad de agua, son el Humedal El Salitre y Santa María del Lago, no hay evidencia de ingreso de aguas contaminadas, sin embargo, no tienen ingreso de agua, distinto a la lluvia o acuíferos, afectados en épocas de sequía.
El humedal La Conejera fue uno de los que más se recuperó en los últimos años, sin embargo, aún tiene problemas de contaminación de sus aguas, en varios sectores del ecosistema, vemos como la quebrada La Salitrosa y otros afluentes descargan contaminantes.
El humedal Juan Amarillo, uno de los más afectados por las obras recientes, construcciones innecesarias y se sigue sin atender la calidad de sus aguas, recibe una de las mayores descargas de aguas contaminadas y donde llegan la mayor parte de los desechos del alcantarillado.
El humedal Córdoba es el único que cuenta con un caudal ecológico, una obra prioritaria para varios humedales de la ciudad, sin embargo, aún ingresan aguas contaminadas y sus ríos cercanos (Callejas, Molinos y Córdoba) tienen altas cargas contaminantes.
En el humedal Jaboque, el canal Los Ángeles y Carmelo, aportan gran contaminación a sus aguas y los canales perimetrales que construyó Peñalosa, no permiten regulación de ciclo hídrico.
El humedal Capellanía es uno de los humedales que en los recientes diez años, más se ha recuperado, sin embargo el ingreso de aguas residuales y su vecino el canal San Antonio, perjudican la salud del ecosistema.
En el humedal de techo a pesar que se han abierto espejos de agua, en los últimos años, la calidad de sus aguas no es buena, tiene problemas de conexiones erradas y el ecosistema constantemente sufre procesos de eutrofización.
Con el humedal El Burro se tiene una deuda grande en el saneamiento de sus aguas, las conexiones erradas y canales afluentes, son permanente ingreso de contaminantes que afectan la salud de la biodiversidad y sus vecinos.
El humedal La Vaca es otro de los humedales que se ha recuperado de manera sorprendente, y a pesar que la comunidad y entidades han trabajado para sanear sus aguas, aún hay vertimientos y conexiones erradas.
Fuente: Humedales de Bogotá