Gustavo Bolívar: «¿Que los vendedores ambulantes estorbamos? Sí, Claudia, estorbamos como estorban todos los pobres en una sociedad injusta y aparente»

Increíble que un joven quiera estudiar y tenga que conseguir fiadores y endeudarse con el Estado. Increíble que tenga que huir como delincuente por estar trabajando. Los vendedores estorban y hacen ver fea una ciudad pero de algo tienen que vivir en este país gobernado por déspotas ilustrados e indolentes.

Por Gustavo Bolívar

En mi niñez y mi juventud fui vendedor ambulante. El padre del hoy magistrado del CNE Luis G. Pérez Casas, nos fiaba mercancías para vender en los estadios que los domingos en las noches, íbamos a pagarle. A veces no llegábamos. Pasábamos la noche en una estación de policía pues, en aquella época, años 80, era muy común que pasara un camión recogiendo vendedores, y nos echara a un camión, como animales y nos trasladaran a los calabozos de una estación que hay cerca al estadio en Bogotá. Delito: trabajar para pagarnos los estudios, otros la comida de sus hijos.

Angustiadas, nuestras madres o esposas se aglomeraban en las puertas de la estación a gritarles a los policías que nosotros no éramos ladrones ni delincuentes. Ellos respondían, con razón, que estaban cumpliendo órdenes del alcalde. Es decir el HPTA político incapaz de resolver los problemas sociales nos impedía resolver nuestras necesidades con nuestro propio esfuerzo. Recuerdo que muchos vociferaban en los calabozos, llenos de rabia, que se convertirían en delincuentes para que los persiguieran por una justa razón.

Muchos cumplieron su palabra. A mí me tocó muchas veces, lavar baños de la estación para que me dejaran libre. A veces me decomisaban las mercancías y duraba meses pagándolas a cuotas. Imaginarán la frustración de un niño de 14 o 15 años al salir de allí y preguntarse: ¿qué hice mal?

Hoy al ver el caso de Alexander sucedido ayer, me sentí retratado en él. Un joven rebuscándose la vida honradamente en un país con una tasa de desempleo anual del 15.9%. Un país confinado por el virus sin una renta básica. ¿Que los vendedores ambulantes estorbamos? Sí, Claudia, estorbamos. Pero un atracador no estorba, un atracador mata. Y en eso se convierten muchos de los vendedores que ustedes hostigan a diario. Si no quieren que estorben resuelvan sus situaciones sociales.

Increíble que 30 años después, las cosas sigan igual: La policía persiguiendo a quien trabaja por orden de un alcalde que recibe cumplidamente su salario mensual. Y no obstante que a Alexander no le permiten trabajar, porque estorba, como estorban todos los pobres en una sociedad injusta y aparente, a Alexander le imponen un comparendo, que desde ya me ofrezco a pagar, mientras a los ladrones de la patria los que se roban el erario a manos llenas, los que adjudican subsidios del agro a los más ricos de Colombia, los que reciben sobornos billonarios de Odebrecht, los que venden la patria a pedazos a cambio de jugosas coimas en paraísos fiscales, a esos no les hacen comparendos!

Para esos ladrones de la patria, que ni pagan impuestos, solo hay privilegios, jugosas pensiones, embajadas, contratos para todos sus familiares e impunidad. A veces aplausos, honores y estatuas. Esta es la Colombia inhumana y dolorosa que debemos corregir.

Increíble que un joven quiera estudiar y tenga que conseguir fiadores y endeudarse con el Estado. Increíble que tenga que huir como delincuente por estar trabajando. Los vendedores estorban y hacen ver fea una ciudad pero de algo tienen que vivir en este país gobernado por déspotas ilustrados e indolentes.

Pero si ese joven, cansado de buscar oportunidades se va a la delincuencia, a la guerrilla o a una bacrim, se les abre la bocota pidiendo en los medios: todo el peso de la ley contra ese asqueroso terrorista!! ¡Pronto saldrá el sol para todos ellos! Fin del hilo, no del drama.

**Escritor. Senador de Colombia

Escrito publicado en su cuenta de Twitter https://twitter.com/GustavoBolivar