La petición de renuncia a la directora de Parques Nacionales Naturales, Julia Miranda, por parte del ministro de Ambiente de Colombia, Carlos Correa, causó el rechazo y la alarma de una parte del sector ambiental del país.
Miranda precedida de un prestigio ganado durante los años que ejerció como directora de Parques Nacionales Naturales, debió dimitir a petición del recientemente nombrado ministro de Ambiente, Carlos Correa. A las críticas del sector ambiental por ese ese sorpresivo relevo se le sumó la nominación de su substituto, Orlando Molano, exdirector del Instituto Distrital de Recreación y Deporte, un perfil que, según dicho sector, no dispone del conocimiento suficiente para la complejidad del organismo.
En los 17 años que duró Miranda en la dirección de Parques Naturales Nacionales, se declararon 10 parques nacionales, se amplió 2 veces el Santuario Malpelo y 2 veces el parque nacional Chiribiquete. Estos dos parques fueron incluidos en la lista de patrimonio mundial de la Humanidad de la UNESCO a solicitud del Gobierno colombiano.
Se firmaron acuerdos de conservación con comunidades indígenas, afrocolombianas y campesinas asentadas en los parques para manejarlos conjuntamente, incluida la recuperación de algunas zonas deforestadas.
Se logró el incremento del presupuesto de la entidad y se amplió el personal de Parques Nacionales, la entidad se fortaleció administrativa y técnicamente y hoy utiliza la tecnología más avanzada, satelital, remota, para monitorear los parques.
Colombia aumentó significativamente la cooperación internacional y nacional con los empresarios colombianos. Se mejoró el ecoturismo lo que permitió el aumentó del número de visitantes a los parques. Hoy los colombianos tienen más conciencia sobre la importancia de las áreas protegidas en Colombia.
Para Orlando Molano, nuevo director de Parques Nacionales Naturales, los retos que debe afrontar son preocupantes, por una parte los intereses de particulares interesados en desarrollar proyectos urbanísticos en algunos parques nacionales como el Parque Natural Tayrona en la Sierra Nevada de Santa Marta, paralela a la creciente deforestación y otras amenazas de los parques es el desarrollo de actividades económicas tal y como ocurre en el Parque de Utría con el proyecto de construcción de un puerto en Tribugá.
Actualmente están avanzados para su declaratoria 6 áreas protegidas y la ampliación de 5 parques en el corto y mediano plazo, hecho que queda en el aire ante la aplanadora uribista interesada en desmontar las leyes y la jurisprudencia que protegen y blindan los parques y en general las áreas de importancia ecológica de las comunidades locales en el país.