La apuesta por recuperar el centro de Bogotá, restablecer su identidad y desarrollar su potencial necesita un complemento que tocaría las fibras de nuestra capital: un tranvía.
Todos los que tenemos un vínculo con Bogotá guardamos en la mente las imágenes de los tranvías quemados en el Bogotazo. Todos hemos oído en algún momento la historia de un alcalde (Fernando Mazuera) que, pocos años después del 9 de abril, decidió acabar ese modo de transporte. Hemos caminado con nostalgia por la Avenida Jiménez sobre lo que algún día fueron los rieles del tranvía, el único rastro visible de lo que fue ese símbolo de la Bogotá de la primera parte del siglo 20. Hemos oído a nuestros padres y abuelos contarnos, con tono melancólico, sus anécdotas sobre los recorridos en tranvía que llegaban incluso hasta Chapinero. Todo esto nos hace hoy soñar con un centro de Bogotá completamente recuperado.
Desde hace varias administraciones se ha venido avanzando en ese sentido. Gustavo Petro contrató la peatonalización de la Séptima, aunque el contratista, al que le adjudicó el contrato optó hace poco por abandonar la obra, quedando ahora en manos del IDU la tarea de buscar quien la termine. El gobierno de Peñalosa, por su parte, lanzó la Gerencia Centro, con el objetivo de coordinar los esfuerzos de todas las entidades y lograr la recuperación integral del centro histórico. Un centro con el espacio público recuperado, con andenes y vías en perfecto estado –en particular la Carrera Séptima peatonalizada. Un centro con la iluminación adecuada, con las fachadas, monumentos y bienes de interés cultural restaurados. Un centro lleno de vida, con cafés y artistas en las calles y en el que todos podamos caminar a cualquier hora sin tener que esconder el celular ni agarrar con fuerza la billetera.
Mi propuesta es que, como parte de este esfuerzo, se estudie desde ya la posibilidad de incluir un tranvía moderno, compacto, limpio y silencioso que podría salir desde el Museo Nacional hacia el sur y que, por medio de un circuito, conectara los puntos clave de la Candelaria como las universidades, la Plaza de Bolívar, los edificios del Gobierno, los museos, llegando, por ejemplo, hasta el parque de las Cruces y conectando con Transmilenio en el San Juan de Dios. Los tranvías, que para el caso de Bogotá podrían ser de dos vagones, se adaptan fácil a zonas con las características de los centros de las ciudades con vías angostas, no contaminan y ayudan a mejorar el entorno.
Seguramente varios criticarán esta idea diciendo que el tranvía era precisamente lo que Petro proponía para toda la Séptima. Es cierto. Pero esa propuesta –que en realidad originalmente fue mía en la campaña de 2011 y que luego de revisar estudios decidí reconsiderar- tiene dificultades técnicas, pues el corredor de la Séptima es el mismo de la Décima por lo cual su división sería problemática. Además, las características de la Séptima hacia el norte, en lo concerniente a la demanda y al número de intersecciones, entre otros puntos, hace inviable ese modo de transporte como solución.
El que propongo estudiar ahora es distinto: un proyecto para el centro histórico de la ciudad, el cual buscaría ser una opción para entrar y recorrer la Candelaria. Se trata de una opción que no requeriría de una capacidad de las dimensiones de la que se necesita para satisfacer la demanda de todo el corredor de la Séptima, pero suficiente para ser una alternativa para los miles de estudiantes, turistas y funcionarios públicos que llegan al centro todos los días.
Estoy seguro de que traer nuevamente el tranvía al centro de Bogotá, con un proyecto similar al que se ha implementado en los centros históricos de muchas ciudades del mundo, contribuiría a la recuperación de la identidad de nuestra ciudad apelando al ADN de Bogotá. Con un tranvía por el centro miraríamos al futuro teniendo en cuenta nuestro pasado. Este proyecto sería una especie de reparación para una ciudad que ha sido víctima de la violencia, pero también que se ha visto afectada por decisiones equivocadas en materia de transporte, como fue la de acabar el tranvía. Por todo esto propongo que el tranvía vuelva al centro de Bogotá.