Muy Buenos cuatro años, señor presidente.
Como escribió el PAIS de Madrid el 28 de junio del 2018, “Pelar el cobre es una expresión bastante popular en Colombia, se utiliza para indicar, una o varias personas, que después de algunos hechos demuestran sus verdaderas posiciones e intenciones. Tal vez es la mejor frase para describir las primeras movidas del presidente electo Iván Duque y de su partido el Centro Democrático. Hace poco más de una semana fue electo con poco más de diez millones de votos y si bien el presidente se muestra moderado y de centro, lo que sucede en el interior de su coalición es un pulso que lo va ganado el radicalismo”.
Sólo deseo expresarle tres ideas, básicas en mi opinión, pero sin orden de importancia
Primera:
Sea la que sea la derecha en que usted se ubique – en la europea más moderna o en la colombiana, todavía pre-moderna- respeto su posición, pero no la comparto; allá usted en su intimidad con las consecuencias en la vida social de su accionar político, pues la ética, no obstante que estamos en el siglo XXI, COMO DIRÍA EL PAPA FRANCISCO, continuará afectando siempre la dimensión ideológica de la política. En mi modesta opinión, el ser neoliberal en las condiciones de violencias y de miseria social de la actual Colombia, no puede ser sino antiético.
SEGUNDA:
Socialmente muy extendido se encuentra el imaginario colectivo, positivo para los uribistas pero negativo para muchos ciudadanos, sobre su Servidumbre Voluntaria hacia el más importante y carismático y mediático y post-verdadero líder que han tenido las derechas colombianas durante las últimas décadas. Y
Tercera:
El único punto en común que podrá haber entre las derechas y las izquierdas colombianas es y será siempre el de no apelar a las violencias en el ejercicio de la política; por eso ahora me encuentro muy satisfecho por lo que le decía hace 20 años a mis estudiantes de la universidad del valle cuando discutíamos uno de mis primeros Atisbos analíticos, creo que era el Número 17 de los 278 que ya tengo publicados: que las izquierdas teníamos que diferenciarnos de las derechas que cuando veían su dominio en peligro propiciaban golpes militares de estado; que en Colombia el apoyo a las guerrillas no era una condición para ser de izquierda; y que lo único que debíamos hacer era propiciar y apoyar la negociación política del conflicto interno armado.
Pues bien, doctor Duque, creo que usted no va a tener el tiempo suficiente ni el vigor y los alientos le van a alcanzar para salir de la cárcel mental en la que lo han encerrado, delimitada por unas derechas colombianas intolerantes que , de un lado, no han logrado lo de las europeas – operar bajo un esquema de derechos humanos instrumental compatibilizado con sus posiciones políticas más allá de los meros discursos liberales-; pero, aún más, meses atrás, ante la posibilidad de que Petro llegara a la presidencia, sectores de las derechas colombianas ya estaban pensando en apelar a la salida golpista leguleya tan de moda en los últimos años en América latina frente a los gobiernos progresistas, o si no que lo digan el Lenin ecuatoriano y los altos Juzgados brasileños: PROPICIAR UN NUEVO TIPO DE GOLPE DE ESTADO escarbando en los vacíos LEGALES que ellas mismas dejaron ACOMODADOS en el ordenamiento jurídico interno.
Y el segundo punto, el de su servidumbre voluntaria, es todavía de mayores alcances, dadas sus posibles consecuencias: mientras Usted. estará EN EL PALACIO PRESIDENCIAL hablando de las decisiones que no podrá tomar o sobre las que tomará pero de un carácter residual, el PARAPRESIDENTE URIBE y tres o cuatro de sus ministros y funcionarios estratégicos casi todos bajo el control directo del gran empresariado, estarán moviéndose por todo el país aplicando, de modo progresivo y sin publicitarlo demasiado, un programa anti-pacificación y anti-paz: nada de guerrilleros en el Congreso pero sí de paramilitares haciendo política criminal EN EL PROPIO RÉGIMEN POLÍTICO INSTITUCIONAL EN PROCURA DE REOCUPAR LOS TERRITORIOS ENTREGADOS POR LAS FARC; nada de una JEP sancionando, de modo irrespetuoso, a los militares; y todo ello como pretexto central para impedir acciones constitucionales y legales y prácticas y eficaces contra el sagrado e intocable latifundismo improductivo.
¡Con razón entonces que el dios Uribe desde semanas atrás no ha permitido que los fotografíen junticos a los dos! ¡Con razón que ahora busca aparentar no querer manejar un legislativo reacomodado que ya controla!
Como para recordarle ahora, doctor Duque, a todos los que me lean que la hipótesis de la “Servidumbre Voluntaria” fue planteada desde el siglo xvi por Etienne Boetie en su lucha contra los gobiernos absolutos: en 18 apretadas páginas desde entonces nos anticipó una manera de ser esclavo arrastrándose bajo los pies del amo. Pero, no estoy afirmando que Usted haya llegado a ese extremo porque si le envío esta carta es porque se la remito a una persona que estoy seguro posee más de la media de inteligencia de los ciudadanos colombianos. Pero, con una persona como el preclaro paisa Uribe que llamó traidor al aristocrático Santos porque no le obedeció no obstante que uno y otro eran partidarios del mismo modelo rentista y extractivista de Estado aunque bajo dos metodologías distintas para lograr una ya urgente y necesaria pacificación del país, nadie sabe lo que podrá pasar.
No creo, DOCTOR DUQUE, como han dicho algunos, que su mayor virtud sea la de ser joven porque, entonces, sentémonos a llorar con Rubén Darío,
Juventud, divino tesoro,
Te vas para no volver.
Cuando quiero llorar no lloro,
Y, a veces, lloro sin querer.
La ocasión de este simulado lloriqueo me lleva varios años atrás cuando charlando con mis estudiantes de la Universidad del Valle algunos me decían, “profe Humberto, a veces nos da pena hablar y reflexionar con usted, porque usted, sin quererlo, nos hace sentir viejos”; y yo sencillamente les decía: “en materia de ideas quisiera morir siendo muy joven pero a una edad avanzada porque en la vida humana, así como en la flora y la fauna- no hay que mirar sino a las del Quindío y del Valle- , no obstante Colombia, encuentro cosas muy bellas incluido nuestro país”.
Por otra parte, algunos de los que le han achacado a Usted una virtud que no es virtud, la de ser joven, que también lo es Petro, andan diciendo que para domar a la maldita violencia- que siempre será “presente” mientras “presente” sea la actual estructura social del país- bastaría que lo rodeáramos a Ud. para lograr una anhelada Unidad Nacional
¿Qué le parece, doctor Duque? Es como si yo le propusiera a usted: Apreciado Doctor, construyamos la Unidad que requerimos para expulsar la violencia y la coerción de toda forma de interacción humana y hagámoslo a partir de un programa de izquierda, que nos saque de la condición de ser una de las sociedades más excluyentes del mundo, que no es lo mismo que estar, pues no lo estamos, entre las de menor desarrollo tecnológico y económico. ¿Qué opina Usted Doctor Duque, le jugaría a una propuesta así?
Que su dios lo proteja y ojalá también lo proteja de sus malos asesores y colaboradores y de muchos de sus seguidores que sobre su programa casi solo saben que usted no les va a expropiar la tierra que llevan en el ombligo, pues Usted posee la virtud o el defecto, de odiar profundamente determinadas palabras y, por eso, odia tanto la palabra “expropiar” como ama el verbo “privatizar”.
Atte:
Humberto Vélez R.**
CC 17.043.047
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**Atisbos analíticos No 279, armenia, 7 agosto 2018, humbertovelezr@gmail.com, Profesor honorario de la Universidad del Valle.