La obra pertenece a un pintor abstracto italiano que murió en 1982 sin desvelar el misterio.
«No está claro quién es este hombre, pero bien podría estar sacándose una selfi o estar revisando su muro«, escribió el periodista Brian Anderson, cuando notó un curioso detalle en una pintura de la década de 1930.
En la obra en cuestión aparece una figura que sostiene en su mano un pequeño objeto rectangular y brillante. Tanto la pose de ese personaje como el objeto que observa con detenimiento recuerdan la manera en que las personas de nuestra época utilizan sus teléfonos celulares.
La imagen forma parte del mural ‘Míster Pynchon y el asentamiento de Springfield’ (‘Mr. Pynchon and the Settling of Springfield’), instalado en 1937 por el pintor abstracto italiano Umberto Romano en las oficinas del correo estatal de Springfield (Massachusetts, EE.UU.).
La escena retratada por el artista representa al colonizador inglés William Pynchon, quien en 1635 fundó el asentamiento que actualmente corresponde a la ciudad de Springfield. El hombre misterioso se encuentra en el primero de los cuatro paneles murales que componen el relato del artista de la historia de Nueva Inglaterra, que cae bajo el cuidado del Museo Postal de Estados Unidos y actualmente cuelga en la Commonwealth de Massachusetts State Building (anteriormente Central Post Office) en Springfield.
En la pintura se puede observar al colonizador rodeado de americanos nativos vestidos con las prendas tradicionales y luciendo plumas de adornos adheridas a sus cabellos. El misterioso usuario de ‘iPhone‘ aparece a los pies de Pynchon, mientras que otro hombre más a la derecha parece intentar espiar la pantalla del ‘dispositivo‘.
El primero que notó lo curioso de la pintura fue el escritor e historiador de la ciudad de Nueva York, Daniel Crown, quien publicó un ensayo iluminador sobre William Pynchon en The Public Domain Review en 2015. La pieza de Crown hace una mención pasajera al objeto que el hombre sostiene, observando cómo tiene una sorprendente semejanza con un teléfono inteligente.
Romano, fallecido en 1982 a la edad de 77 años, parece no haber hecho ninguna observación específica sobre el hombre; Cualquier claridad que el artista pudiera haber ofrecido, probablemente lo llevó consigo a la tumba. El escrito de Crown sobre el hombre sentado, casi que es la primera y única referencia hasta la fecha.
No es posible decir con seguridad qué es lo que sostiene el aborigen en la mano, ya que el autor de la obra murió en 1982 sin haber dejado detalles al respecto. Sin embargo, el historiador Daniel Crown, quien ha publicado recientemente un libro sobre la historia de la fundación de Springfield, sugiere que, si bien el arte de Romano es bastante ambiguo, el enigmático objeto podría ser un espejo, un tipo de objeto muy valorado por los nativos americanos de la época colonial, otros más arriesgados hablan de las teorias acerca de los viajeros del tiempo intergaláctico.
En la historia se puede fijar la entrada del teléfono celular portátil en el registro histórico a una fecha precisa, el 4 de abril de 1973, casi cuatro décadas antes de Steve Jobs, que en 2007, revelara su llamado «iPhone», el producto más vendido de la historia.
Sea lo que sea, todo el que vea la pintura no puede dejar de mirar el objeto. Cuanto más tiempo se observa, más se intensifica la duda, mas cuando estamos en plena era digital, una pose que se hace aún más curiosa si se tiene en cuenta lo obvio: tanto la pintura como lo pintado llegaron muchas generaciones antes de la era digital.