Santa Fe vs Millonarios: recuento de un clásico en la época del Dorado (1954)

Se conoce como la época de El Dorado el lapso comprendido entre 1949 y 1954, que se caracterizó por la masiva llegada de jugadores extranjeros a los distintos clubes de fútbol de Colombia. Esto fue posible gracias a que el torneo colombiano se subordinó de los órdenes internacionales de la FIFA que regulaban el fútbol mundial y de esa manera, sin pagar los pases ni las transferencias, muchos futbolistas extranjeros fueron contratados para jugar en el país. Esto hizo que los mejores jugadores del mundo del momento estuvieran repartidos por toda Colombia de forma simultánea, lo que constituyó un hecho sin precedentes en la historia de este deporte.

Mario Moreno “Cantinflas” el popular cómico mexicano contesta complacido las aclamaciones de la multitud, antes de iniciarse el partido entre Santa Fe y Millonarios. Observan sonrientes al artista los jugadores Fernández, Ávila y Zuluaga.

El domingo 31 de 1954 gracias a la terminación de la IV Vuelta a Colombia y el anuncio de la presencia en el estadio Nemesio Camacho (El Campín) del actor mexicano Mario Moreno “Cantinflas”, se congregaron en las graderías del coliseo capitalino cerca de 36 mil personas.

Previamente se habían enfrentado el Gremio de Brasil y el Rampla Jr. de Uruguay, encuentro que terminó 3-3 en un juego donde ambos equipos mostraron la garra y la rivalidad deportiva existente entre Uruguay y Brasil finalistas del último mundial.

Para cerrar el programa se enfrentaron Santa Fe y Millonarios, los eternos rivales del fútbol colombiano y de quienes se esperaba un encuentro extraordinario, pero las cosas se sucedieron en forma opuesta a los que se vio en la preliminar.

Lo mejor de este encuentro fueron los primeros veinte minutos y los 10 últimos. El resto del partido no tuvo el entusiasmo que se esperaba y aún, cuando se produjeron jugadas de calidad y del malabarismo propio del fútbol argentino aquello no dejó de ser un partido más.

El primer tiempo

Millonarios comenzó jugando con Gabriel Ochoa Uribe, Raúl Pini y Francisco “Cobo” Zuluaga; Roberto Martínez, Néstor Raúl Rossi y Ismael Soria; Leticiano, Ramón Villaverde, Julio Ávila, Mario Fernández y Bautista; alineación que se conservó durante todo el partido y en la cual aparecen cuatro criollos.

Santa Fe con Efraín “Caimán” Sánchez, Ramón Moyano y Jorge Marik; Hernando Reyes, Antonio De la Hoz y Evar Cativiela; Ardila, Cardona, Carlos Arango, Ángel Perucca y Quintero; lo que significaba que jugó con ocho criollos y tres extranjeros. En el segundo tiempo entró Navarro por De la Hoz.

Por una mano cometida dentro del área cometida por Antonio De la Hoz, el Santa Fe fue sancionado con la pena máxima. Esta fue ejecutada por Néstor Raúl Rossi, quien disparó segado y fuerte. Efraín “Caimán” Sánchez, el arquero, alcanzó a bloquear el esférico, pero la bola se le fue de las manos debido a la violencia del disparo.

Fue notorio el entusiasmo que pusieron los dos equipos en los primeros minutos, cuando se jugó de igual a igual, destacándose como se desempeñaron los criollos de Santa Fe, quienes en más de una oportunidad superaron a los adversarios importados.

Cuando se jugaba los 30 minutos de la etapa inicial se produjo una mano en el área chica del equipo “cardenal”, que fue sancionada con la pena máxima cobrada impecablemente por intermedio de Néstor Raúl Rossi y que estuvo a punto de detener el “Caimán” Sánchez. Terminó el primer tiempo con ventaja para Millonarios, campeón del torneo 1953 por 1-0.

La Etapa final

La mayor parte del tiempo complementario se jugó a un tren lento, con mucha apatía, pero ya en los 10 minutos finales entró de nuevo en calor el encuentro, que puede calificarse de bueno.

Ramón Villaverde hizo una segunda anotación a los 25 minutos y Carlos Arango, en la jugada más brillante de la tarde salvó a Santa Fe de una blanqueada al anotar de cabeza el descuento cuando recibió un centro de Ardila.

El arbitraje de Luis Alberto Fernández dejó mucho que desear, ya que le faltó movilidad de ahí que no hubiera podido apreciar muchas jugadas que merecían ser sancionadas.