En Bogotá racionamientos de agua tendrán que extenderse hasta el primer trimestre de 2025

Embalse de Chuza

Dado que el inicio del fenómeno climático de La Niña disminuyó su probabilidad de ocurrencia, al pasar de un 70 % en julio-agosto a un 55-60 % de empezar a finales de este año, será necesario extender los racionamientos de agua por lo menos hasta el primer trimestre de 2025, advierte Andrea Devis-Morales, oceanóloga, doctora en Oceanografía y profesora del Programa Ciencias del Sistema Tierra de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad del Rosario.

Andrea Devis Morales

“Si bien no se puede predecir la intensidad de La Niña, las condiciones climáticas globales de temperatura y las aun altas temperaturas del océano Pacífico en su borde oriental, hacen pensar que este será un evento anómalo débil a moderada intensidad, lo que hace pensar que las lluvias que pudiera traer esta anomalía climática no serían suficientes para salir de esta crisis hídrica”, indicó la experta.

Para Devis-Morales, “esto nos llama a repensar qué hace falta por hacer y mejorar. Lo primero que se debe abordar es la forma en que informamos a la ciudadanía de la crisis que se está viviendo, resaltando que debemos volver a reducir los consumos a valores alrededor de 16 m3/s, como lo veníamos haciendo. Sin embargo, falta endurecer las medidas y ser más restrictos con las tarifas de los sectores no residenciales, como son industria y comercio, que no se han esforzado lo suficiente y siguen siendo los que más desperdician y consumen de manera excesiva agua en la capital”.

“Además, es importante considerar limitar los permisos y licencias de uso de agua a nuevos proyectos de desarrollo comercial e industrial en esta época de crisis, ya que se hace insostenible el crecimiento social y económico si no hay suficiente agua para todos”, recomendó la experta.

Fin de año y principio de 2025 serán muy secos

Embalse de Chuza del sistema Chingaza

La sabana de Bogotá está viviendo desde inicios de este año una crisis hídrica iniciada por el evento de El Niño, que causó un drástico descenso de las precipitaciones en el territorio nacional y, en especial, en la región Andina y Caribe.

“Si bien este evento cálido fue relativamente corto, pues duró menos de un año, sus efectos en la hidroclimatología de Colombia fueron graves, ya que su intensidad fue muy alta, siendo el cuarto fenómeno de El Niño más intenso desde que se tienen registros. Aunado a esto, las condiciones globales de los últimos 5 años han sido extremas, siendo el año 2023 el más caluroso de todos los tiempos, dando lugar a olas de calor y muy altas temperaturas del aire y del océano en nuestra región”, explicó Devis-Morales.

El sistema de embalses de Chingaza que suministra más del 70 % del agua potable en Bogotá fue el más afectado por estas condiciones climáticas extremas, llegando a un mínimo histórico de 16 % a principios del año, que ocasionó los racionamientos por sectores en la capital. Esta estrategia (que ayudó a reducir el consumo diario promedio de +18 m3/s a valores alrededor de 16 m3/s), el fin de El Niño en mayo y la llegada de las lluvias de mediados de año, ayudaron a salir de la peor crisis hídrica vivida en la capital. Sin embargo, cuando las cosas empezaban a mejorar a mediados de año, las medidas de racionamiento se relajaron, los consumos aumentaron y las lluvias que llegaron no alcanzaron a llenar los embalses.

Agosto fue el mes más seco en el sistema Chingaza de los últimos 55 años y todo esto ocasionó que desde mediados de ese mes volviera a ver un rápido descenso de los niveles de los embalses.

“Así las cosas, y teniendo en cuenta que la temporada de lluvias finalizó, y que la tan esperada La Niña, que podría haber traído más lluvias de las normales al territorio colombiano no ha llegado, lo que nos espera es una época muy seca de final de año y principios de 2025”, advirtió la profesora del Programa Ciencias del Sistema Tierra de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad del Rosario.

Los niveles máximos de agua del sistema Chingaza siempre ocurren en los meses de junio y julio, y en años anteriores estos oscilaron entre el 70 % y 100 %, lo que de alguna manera permitía contar con suficiente agua durante los meses siguientes, incluso en los meses de febrero y marzo, cuando terminaba la época seca y los embalses quedaban con volúmenes de agua almacenada alrededor del 40 %. Por esta razón, la alcaldía esperaba que el nivel del Chingaza llegara al 70 % en octubre de este año. Sin embargo, esta meta no se va a alcanzar.

“A mediados de 2023, el nivel máximo del sistema estuvo alrededor del 65 %, y a pesar de esto, llegamos a los mínimos de 16 % a principios de 2024. Este año, el nivel máximo alcanzado a mediados de agosto fue de 52,2 %, entonces es fácil pensar que las condiciones a principios de 2025 serán aún más críticas que las vividas todo este año”, afirmó la docente Devis-Morales,

Fuente: Universidad del Rosario.