Carlos Fernando Galán, desde que asumió la alcaldía, se comprometió a “construir sobre lo construido”, es decir continuar con las políticas, proyectos y programas de sus dos antecesores de extrema derecha, Enrique Peñalosa y Claudia López, es así como en lo que va corrido del año se ha dedicado a continuar y terminar las obras que ellos dejaron contratadas en la ciudad.
El Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) viene monitoreado aquellos megaproyectos que dejaron las administraciones pasadas y que están en ejecución, tales como la troncal de TransMilenio de la Avenida 68, el intercambiador de Bosa, la extensión de la Avenida Boyacá y otros que presuntamente deben estar listos antes y durante el año 2027.
Asimismo, continua con el polémico proyecto de la primera línea del metro elevado, a pesar de las denuncias de corrupción y obviamente de los avances técnicos de la segunda y tercera línea.
A su vez, se continúa con el proyecto Regiotram de Occidente, programa bandera de la clase política de Cundinamarca, amén de los cables aéreos y la implementación de vehículos de transporte público eléctricos.
La hoja de ruta para Bogotá es larga, y el Plan de Distrital de Desarrollo (PDD) del gobierno Galán, sin ningún recato da luces de los “nuevos” proyectos de infraestructura que según el mandatario se armonizan con el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que expidió por decreto Claudia López.
Obras nuevas en Bogotá
En el Plan Distrital de Desarrollo aprobado por el Concejo de Bogotá, está contemplado que “los nuevos proyectos estratégicos deberán armonizar la infraestructura vial para construir las soluciones de movilidad de acuerdo con los estudios de tránsito y/o análisis de demanda estimada de todos los modos de transporte, garantizando las condiciones óptimas de movilidad”.
Dichas construcciones se estarán priorizando de acuerdo con la disponibilidad presupuestal, entre ellos están: