El fenómeno de El Niño, situación atípica que produjo una extrema sequía que obligó a implantar un riguroso racionamiento de agua en la ciudad y que está relacionado con los retos que impone el cambio climático, obliga a las autoridades de la Capital a tomar decisiones urgentes que garanticen la seguridad hídrica de Bogotá y sus zonas aledañas.
Natasha Avendaño, gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), explicó que espera que en el mes de octubre haya un nivel de 70% en el sistema de embalses de la ciudad, para que se pueda afrontar los meses secos de inicio de 2025.
La funcionaria explicó que la empresa está trabajando en opciones de abastecimiento para que después del año 2033 la ciudad tenga agua, puesto que se prevé que para entonces haya un faltante. Entre las opciones que se contempla esta Comprar Tominé o construir un nuevo embalse.
“Los cálculos nos muestran que tendríamos agua suficiente, más allá de la coyuntura, hasta 2033, considerando que ampliamos nuestras áreas de operación para cubrir la demanda”, indicó.
La gerente de la EAAB indicó que una de las opciones que está en estudio es comprar el embalse de Tominé, que es propiedad del Grupo Energía Bogotá con el que se podría tener un abastecimiento más directo.
Avendaño manifestó que ya se tiene suscrito un acuerdo de entendimiento con el Grupo Energía Bogotá, el cual ha venido avanzando en este tema. Sin embargo, no basta con adquirirlo, si no que necesariamente se debe garantizar que la ciudad va a tener acceso a un mayor caudal, para lo cual se está haciendo consultas a la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) para garantizar un mayor caudal en el caso de su compra.
Otra de las opciones que se contempla es la construcción del embalse La Playa, que hace parte del sistema Chingaza y fue diseñado originalmente hace 60 años, junto con Chuza. Discusión que hasta ahora se reinicia para ver su viabilidad a nivel técnico y ambiental.
Avendaño sostuvo que en los próximos meses se contará con un estudio que está adelantando el Banco Mundial sobre el embalse La Playa, el cual ayudará al Distrito a tomar una decisión si se retoma el diseño original de Chingaza y solicitar así formal a la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) que determine la viabilidad de su construcción.
Hay otra opción que está sobre la mesa, pero que aún le falta suficientes estudios y soportes técnicos y es el uso de agua subterránea. La Secretaría Distrital de Ambiente tiene un buen monitoreo, pero solo a nivel ambiental. Ante esta posibilidad los técnicos consideran que no es insumo suficiente para abastecer las necesidades de la ciudad.
Avendaño aseguró además que actualmente se trabaja en consolidar la posibilidad de usar agua residual tratada de la Planta de Tratamiento de Salitre, la cual tiene un caudal de cerca de 4,5 metros cúbicos por segundo y que pueden ser usado para actividades que no requieren agua potable como el riego de cultivos y jardines, puesto que tiene una calidad de agua por encima de lo que exige la norma. Esto nos permitiría aumentar la capacidad adicional de suministro de Bogotá.