Las EPS y la agonía de la Reforma a la salud

Por Henry Barbosa

Un informe de la Contraloría General de la República señala que 26 Empresas Promotoras de Salud (EPS) adeudan 25 billones de pesos a Instituciones Prestadoras de Salud (IPS), entre otras, y 16 no cumplen con algunos indicadores establecidos por la ley.

Ese barril sin fondo que construyeron desde 1993 y que llaman sistema de salud, es defendido a ‘capa y espada’ por una corrupta y sin escrúpulos derecha colombiana, que pide a gritos que lo que hay que hacer es darle más dinero público.

Este macabro sistema de salud, un negocio pulpito de intermediación privada de recursos, dejó la red pública hospitalaria de todo el país destruida y a la mayor parte de la población sin atención adecuada.

Los recursos públicos se convirtieron en patrimonio de los dueños y administradores de más de 130 EPS que se crearon en los últimos 30 años y se transformaron en jets privados, campos de golf, casas lujosas, clínicas privadas localizadas en las zonas más pudientes del país, en armas de paramilitares, en fondos clandestinos electorales, y dejaron millones de personas muertas que se podían salvar con pronta atención médica y tecnología adecuada.

Lo increíble es que engañados, o por el odio creado por una ideología psicópata, algunos colombianos del común, salgan a defender semejante engendro.

Para ellos es normal la demora en la asignación y autorización de citas y que tengan que esperar hasta un mes para obtener una simple cita médica, y que hablar de los retrasos en la autorización de medicina especializada y cirugías, y en el calvario en que se convirtió la entrega de medicamentos.

 

Una horda de mercaderes sin alma, empresarios, políticos y medios de comunicación corporativos, sin escrúpulos, se dedicó día y noche a destruir la propuesta del presidente Petro de hacer una Reforma a la Salud.

En el Senado, nueve senadores, sin asco, hundieron la reforma. Todos ellos integrantes de partidos políticos podridos hasta la medula, de partidos que recibieron financiación de sus campañas por dueños de algunas EPS, entre ellos empresarios españoles como Keralty, ellos nos refrendaron en la cara que en Colombia es norma la privatización corrupta de la política.

Así las cosas, en el piso quedó la propuesta de eliminar la intermediación financiera girando directamente los recursos al sistema clínico y hospitalario.

Da dolor e indignación ver que una ideología de extrema derecha, retrograda y cavernaria, desde adentro y fuera del Congreso y aupada por grandes emporios de empresarios, le dé la espalda a la gente, la misma gente que votó por ellos, y les dio poder y privilegios.

Solo nos queda esperar que sea el mismo Presidente Petro quien se siente con las mismas EPS, todas ellas víctimas de su propio invento y del sistema perverso de salud, y en últimas acuerden transformar el sistema teniendo como norte la garantía del derecho a la salud de la población colombiana.

henrybarbosa@outlook.com