Casi cuatro décadas después de la desaparición de Armero, algunas familias siguen buscando a sus seres queridos, desaparecidos en la tragedia. Muchos de ellos eran niños.
Luego de 36 años después que el volcán Arenas del Nevado del Ruiz arrasara con la población de Armero, algunas familias siguen buscando a sus seres queridos.
Hasta ahora, todos los esfuerzos han sido en vano, el Estado colombiano ha sido renuente en ubicar el paradero de decenas de niños que fueron rescatados vivos de la tragedia y que después desaparecieron, en muchos casos, en medio de un proceso caótico de adopción.
El 13 de noviembre de 1985 estalló el volcán Arenas del Nevado del Ruíz, en el centro del país, que se cobró la vida de más del 80% de la población del municipio de Armero y dejó cientos de niños desaparecidos.
El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, encargado de la protección de la niñez, al dar respuesta a un derecho de petición afirmó que no cuenta con información sobre los protocolos utilizados por el instituto, ni con las actuaciones desarrolladas para el rescate, tenencia, protección y entrega de los niños que salieron vivos después de la avalancha de lodo que enlutó al país, en la peor tragedia natural que ha vivido Colombia.
La respuesta del ICBF aumentó la indignación de los familiares que, durante años, se han dedicado a buscar a sus hijos, sobrinos y hermanos.
Uno de ellos es Francisco González, director de la Fundación Armando Armero, quien perdió a su padre y hermano menor en la catástrofe. González asegura que al menos 137 niños salieron con vida del barro y los escombros.
Esta afirmación se basa en videos aportados por los medios de comunicación de la época, que documentaron los rescates, y en los que se ve a algunos de los socorristas y civiles cargando en brazos a menores de edad vivos para ponerlos a salvo.
«Tenemos pruebas y registros de adopciones del ICBF, que nos han hecho llegar”, dice Francisco González, refiriéndose a documentos que personas adoptadas le han suministrado desde Colombia y diferentes lugares del mundo, con la esperanza de poder reencontrarse con sus familias biológicas que salieron también con vida de Armero.
Recientemente, ante una solicitud de periodistas de la agencia alemana Deutsche Welle, el ICBF aseguró que en 1985, año en el que ocurrió la tragedia de Armero, el hecho desbordó toda la capacidad que el país tenía para responder a una catástrofe natural.
Según el ICBF, en ese entonces el Estado colombiano no contaba con herramientas tecnológicas para llevar un registro digital de los procesos y que a todos los niños, niñas y adolescentes que llegan a los servicios de protección del ICBF, se les priorizó la garantía de su derecho fundamental a tener una familia, en atención al interés superior de la niñez.
Francisco González y los familiares que buscan a sus seres queridos esperan poder llegar a la Corte Interamericana de Derechos Humanos para que desde allá los escuche el Estado colombiano y emprenda una investigación exhaustiva que les permita saber por fin qué pasó con los niños perdidos de Armero.
Fuente: Deutsche Welle