Ya todos vimos Avengers: Infinity War, y mientras esperamos Endgame nos preguntamos ¿qué tan fiel fue la adaptación en relación a su contraparte literaria? ¿Qué cambios se realizaron para la culminación de 10 años del Universo Cinematográfico de Marvel?
La verdadera Infinity War
Una de las primeras diferencias entre Infinity War y el comic para destacar es que, si bien Avengers: Infinity War es un título sugerente, en realidad el más apropiado habría sido Infinity Gauntlet. Es que así se llama el comic de 1991 de Jim Starlin, base fundacional de la película.
Basta con saber que la Saga Infinito de Marvel está compuesta por 4 partes. En la primera (“Thanos Quest”, de 1991) Thanos se hace con las seis Gemas del Infinito, que están en la mano de portadores muy diferentes a la película. Su continuación (“The Infinity Gauntlet”, 1991) consta de seis tomos donde todos los héroes –y otras muchas entidades celestiales– se enfrentan al Titán Loco. Avengers: Infinity War es principalmente una adaptación de este comic.
El rol (secundario) de Nébula
Otra de las diferencias entre Infinity War y el comic Infinity Gauntlet es la participación de Nébula.
En el comic, Nébula (que es la nieta de Thanos, no la hija… otra importante diferencia) juega un rol fundamental. Es ella quien, eventualmente, logra robarle el guante al villano y reversar todo el daño hecho al universo. Es cierto que aún estamos a tiempo de ver a Nébula (Karen Gillan) tomar un rol más activo en la segunda parte, pero la verdad es que acá su participación es más bien secundaria.
Las motivaciones de Thanos
En Avengers: Infinity War, el extremista plan de Thanos involucra eliminar la mitad de la población del universo en nombre de la eficiencia, de tal manera que los recursos limitados alcancen para todos los restantes. Esto lo convierte en un ser más parecido al Galactus de los comics, un ser celestial cuyo consumo de planetas enteros se ve como un acto de balance universal.
Sin embargo, en la versión del comic, el razonamiento de Thanos para el genocidio galáctico es un poco más simple y muchísimo más perverso.
Básicamente, el Titán Loco está obsesionado con la Muerte. No con la muerte en sentido general, sino con la Muerte literal: Mistress Death, quien no le da ni cinco de bola. En un intento de cortejarla, Thanos se hace con el guante y utiliza el chasquido de sus dedos para hacer desaparecer a la mitad del universo.
Por cierto, en el comic este “chasquido de los dedos” sucede al final del primer tomo, no a mitad de la historia como en la película. Fue un recurso estratégico que le ahorró a Jim Starlin el problema de tener que trabajar con tantos superhéroes.
En lo personal disfruté mucho de este cambio motivacional para la adaptación cinematográfica. Thanos indudablemente tiene un propósito genocida, extremista, digno de un tirano, pero es uno que él cree ser correcto y que tiene su origen en la muerte de su planeta natal. Todo esto lo hace un villano complejo y multidimensional que rápidamente se convirtió en el más memorable de la saga Marvel.
Las ausencias de Adam Warlock y Silver Surfer
Uno de los grandes interrogantes previos a Avengers: Infinity War era si Adam Warlock haría su aparición. Su rol en los comics es clave ya que funciona como líder del grupo. En el climax, es Warlock –una persona creada artificialmente y con todo tipo de superpoderes– quien termina quedándose con el Guante del Infinito, convirtiéndose en el nuevo Dios. En la película, su rol de líder y mago es adaptado por el personaje de Dr. Strange.
Por su parte, Silver Surfer es otro personaje imprescindible de la historieta. Uno de sus grandes momentos en el comic es cuando llega a la Tierra para avisar del inminente peligro. La película utilizó una combinación de Heimdall y Hulk/Bruce Banner. Antes de ser asesinado, Heimdall transporta a Hulk hasta el Sanctum Sanctorum de Dr. Strange. Convertido nuevamente en Bruce Banner, es el encargado de transmitir el mensaje y dar comienzo a las preparaciones para la guerra.
¿Quién le da más batalla a Thanos?
La última de las diferencias entre Infinity War y el comic Infinity Gauntlet que quiero remarcar se relaciona con quién le da más pelea al carismático villano. En la historieta es el Capitán América el que logra hacerle frente por más tiempo, en una batalla bastante épica.
Sin embargo, en un curioso cambio de dirección, en Avengers: Infinity War la lucha entre Capitán América (Chris Evans) y Thanos (Josh Brolin) es muy breve. Si bien Steve Rogers logra detenerle un tremendo golpe a Thanos –siendo que tiene su guante con prácticamente todas las gemas– es rápidamente noqueado con el otro puño.
Es Iron Man, de hecho, quién más logra aguantar la batalla. En aquella fantástica escena que ocurre en el planeta Titán, Tony Stark –asistido por su traje de nanotecnología– conecta varios golpes y aguanta una buena cantidad de ataques. Thanos hasta llega a admitir que siente respeto por él. Y, ciertamente, nosotros también lo tenemos.
Creo que esa pelea entre Thanos e Iron Man representa el momento más ideológicamente interesante de la película. Desde la primera escena con Pepper Pots se establece el arco argumental de Tony y, en algún punto, de todo el film.
Detrás de todas las coreografías pintorescas y escenas de acción, Avengers: Infinity War es una historia sobre cómo ser un padre (una temática que recorre toda la saga: el padre de Peter Quill, Gamora y Nebula, Tony y su padre, Peter y su padre, etc,).
Thanos es el padre ausente, desapasionado. Tony Stark quiere tener un hijo (por eso la importancia de la charla con Pepper), eventualmente aprendió a ser cariñoso y menos egoísta, cuida a Peter como a un hijo, quiere volver a unir a los Avengers aunque no sabe cómo (¡lleva el celular para llamar a Steve Rogers con él en todo momento!).
Iron Man siente verdaderamente la pérdida. El enfrentamiento entre Thanos y Iron Man es también un enfrentamiento de ideologías sobre cómo llevar adelante el acto de ser padre. Un momento verdaderamente sublime.
Mayo 11 de 2019