Un Rey de siete suelas

La desinformación, la calumnia, la amenaza, no han servido para doblegar el valeroso pueblo catalán que lo único que reclama es su derecho universal a ser libre.

Por Henry Barbosa

Luego del referéndum independista de Cataluña, la gran mayoría de diarios españoles, todos a una como en fuente ovejuna, se solidarizaron no con las millones de personas de Cataluña, sino con los políticos decantes de la ultra derecha española al muy estilo de la época de Franco.

Declaraciones destempladas de politiqueros justificando la barbarie y la violencia, alegando la protección de la constitución, a si esta siempre haya servido para lograr sus intereses y limpiarse el culo como ocurre en Colombia (lo escribo así y no trasero a la mejor usanza española).

También aparecieron los demócratas de bolsillo exigiendo mano dura con los votantes de Cataluña, los mismos demócratas a sueldo de las multinacionales españolas que en el pasado han venido sin ningún escrúpulo a enseñarle a Maduro y a los venezolanos cómo comportarse en democracia.

La desinformación, la calumnia, la amenaza, no han servido para doblegar el valeroso pueblo catalán que lo único que reclama es su derecho universal a ser libre.

Los españoletes que añoran la era franquista esperaban con ansia el discurso del Rey Felipe VI, un vago y mantenido de siete suelas que vive de lo que producen los millones de trabajadores españoles honestos y laboriosos, y cuyo único problema diario es que uniforme y cuales medallas lucir, así estas medallas no se las haya ganado en ninguna guerra y los vestidos de moda que lucirá su mujer.

Pues bien, en su discurso mediocre y destemplado, únicamente se dirigió a una parte de la población, la godarria que aplaude como se aplasta a los débiles, e ignoró deliberadamente a los millones de catalanes que no piensan como ellos y sobre todo, a los catalanes que fueron víctimas de la violencia policial que tiene consternado el corazón a medio mundo.

Todo ser humano tiene derecho a ser libre, hoy los catalanes, ayer los vascos, en el pasado las colonias españolas en África y más lejos la América colonial.

Sin pestañear, Felipe VI aseguró que desde hace tiempo “determinadas autoridades” de Cataluña han venido incumpliendo la Constitución y el Estatuto franquista y tachó su comportamiento de “deslealtad inadmisible” y “conducta irresponsable”, por intentar “quebrar la unidad de España”. El cinismo, el descaro, la contumelia y la desinformación para justificar la barbarie de las autoridades españolas, nos da un ejemplo que las cosas no han cambiado mucho en las prácticas fascistas heredadas de la dictadura de Franco, al mejor estilo de las repúblicas banana como Colombia.

Cataluña es uno de los ejemplos más claros del abismo que separa a los gobernantes españoles y la ciudadanía a la que representan.

Octubre 4 de 2017

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